La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
¡Cúcuta es Record Guinness!
Todo empezó semanas atrás cuando nació la idea de Hablar de Norte de Santander.
Authored by
Jueves, 3 de Agosto de 2017

Cúcuta fue noticia nacional, nos unimos para entrar en el popular registro del Record Guinness con el pastel de garbanzo más grande del mundo. Todo empezó semanas atrás cuando nació la idea de Hablar de Norte de Santander, con el propósito de generar sentido de pertenencia con el lugar que habitamos y al que le debemos todo. Primero lluvia de ideas, y allí entre la gran lista de acciones que surgieron estuvo nuestro infaltable desayuno, digno de ser reconocido.

La idea se la compartimos a la familia Montañez que desde 1974 nos deleita con los pasteles de la Dacha. En ellos encontramos toda la complicidad y los valores hermosos que tiene la gente de estas tierras: la verraquera, el emprendimiento, el asumir los retos, cualesquiera que sean, y tal como nosotros, creyeron que acá hay cosas muy buenas para mostrarnos y mostrarle al mundo.

Fue así como se produjo el hecho, hacer el pastel fue una acción ciudadana, donde todos nos reconocimos como aliados en el propósito común, en medio de risas y expectativa nos encontramos por un momento gente de distintos credos, situación económica, pensamiento y práctica social.

Lograr el récord sería gratificante, pero lo más satisfactorio de este 29 de julio, es el significado cultural y social de la iniciativa. A quienes ven solo un pastel de garbanzo descomunal les contamos que quienes lo vivimos nos encontramos con una acción colectiva que reivindicó nuestra identidad. Vimos en él una ricura gastronómica de la que nos sentimos orgullosos, que nos transporta a momentos agradables en familia, pero que además es la síntesis de productos que llegaron con las distintas migraciones que se asentaron en la frontera. Nosotros presenciamos un motivo de movilización ciudadana, de pedagogía, de fomento de la creatividad, la confianza y la acción común.

Entre la multitud recordé a William Ospina en El país de la canela cuando dijo que: “solo cuando se convierte en relato el mundo, al fin parece comprensible.” Y claro, la historia de la ciudad no ha sido fácil, en ningún momento, menos ahora que afronta el crecimiento de la violencia, desigualdad y corrupción, una triada que corroe la moral; así que para un observador distraído es fácil creer que acá no hay nada que rescatar, que todo está perdido; de allí la necesidad de narrarnos, de buscar nuestro relato como ciudad y departamento, que nos ubique en el siglo XXI y nos muestre caminos para todos los aspectos necesarios.

Creemos entonces que fue acertada la decisión, esta primera acción aporta a esa nueva narración que contará lo que somos, con toda nuestra historia, con toda nuestra  potencia. La movilización ciudadana entorno al pastel cayó como bálsamo en medio de tanta dificultad, generó sonrisas, manos que saludaban al paso de la caravana, niños aprendiendo sobre el medio ambiente entre títeres, convivencia entre iguales cuando la gente respetando la fila esperaba su turno para comer un trozo del pastel y al limpiar el parque al terminar la jornada.

Si bien esta acción no produce cambios estructurales, demostramos que nuestra realidad puede ser mejor y que la minoría con sus violencias enrarecen nuestro territorio. Cuando creemos, confiamos y trabajamos en colectivo podemos ser el primero en riqueza, el primero en equidad, el primero en educación, el primero en cultura ciudadana, el primero con ética y trasparencia política, porque eso sí, el primero con el pastel de garbanzo más grande del mundo ya lo somos.

Politólogo, Especialista en Cultura de Paz, DH y DIH, Magister en Política Social.

Temas del Día