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Derrotar las ramiradas
¿Qué son las ramiradas? Se podría entender como una expresión que se refiere a una forma de gobierno que ha sido una realidad política y que se materializa en la persona de Ramiro Suárez Corzo.
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Jueves, 16 de Mayo de 2019

Desde que regresé a Cúcuta he podido estar en diversos lugares y momentos compartiendo y profundizando analíticamente los problemas de la ciudad. En esa ida y venidas de argumentos, risas y molestias, creo que podemos hacer un listado largo de situaciones, condiciones y problemas que tenemos por superar. Aprovechando el contexto electoral en el que estamos, expongo una problemática que se refiera a una forma de gobierno que ha hecho carrera, que de no ser derrotada en las urnas y en la práctica cotidiana del ser gobierno y el ser ciudadano, no podremos abordar las restantes. Para denominar a esa forma de gobernar, me arriesgare a proponerles que se nombre como las ramiradas. 

¿Qué son las ramiradas? Se podría entender como una expresión que se refiere a una forma de gobierno que ha sido una realidad política y que se materializa en la persona de Ramiro Suárez Corzo, quien gobernó la ciudad desde el 2.004 hasta el 2.007, pero que aún hoy es considerado como uno de los súper poderosos de la ciudad. Un tipo que nadie puede explicar cómo, a pesar de estar tras las rejas de la cárcel modelo, hoy en día sigue teniendo la capacidad de orientar una masa de personas para votar de x o y manera, y además definir contrataciones. 

De manera imparcial aclaro, no me interesa señalar al ciudadano que considera a Ramiro como su salvador y amigo, esa persona la comprendo como un elector que termina siendo preso de sus necesidades materiales. Tampoco me interesa saciar indignación con la persona que es Ramiro, a él, como individuo de una sociedad uno espera es que la justicia actué frente a sus delitos y redima a las victimas afectadas. 

El ramirismo como forma de gobierno en Cúcuta tiene por lo menos tres rasgos de comportamiento, tres ramiradas.  

La chambonada: este rasgo se refiere al hecho de liderar la ciudad sin información relevante, es un rasgo en las decisiones que se toman en relación al gasto público en función de las obras que se realizan, sin mayor justificación, ni mucho menos con profesionalismo que demarque un tipo de gobierno pulido, profesional y con profunda responsabilidad con los recursos de todos. Esta chambonada se puede ver claramente, por tomar algunos ejemplos, la denominada calle del burro que siempre se inunda, el parque 300 años conocido como el hueco de Bavaria, la construcción inconclusa de la nueva terminal de transportes. 

La falta de visión estratégica de ciudad: gobernar una ciudad requiere una visión prospectiva, toda vez que se gobierna sobre un territorio limitado y una población que crece y decrece, implica pensar y gobernar la ciudad no solo para las actuales generaciones, sino para las futuras. Esta falta de visión tiene como resultado una ciudad con un descontrol en el desarrollo urbano informal, incentivado muchas veces por los mobiliarios públicos puestos en los territorios, como el cerro de las cruces.

El populismo en la política social: el fenómeno de Ramiro radica en que logró mediante transacciones pequeñas falsear el rol del Estado en las barriadas periféricas, logró con estos “favores” persuadir el voto y así gestionar una red electoral solida. Cada favor hecho, informan quienes al interior han estado, son anotados en una base de datos que tiene nombres, apellidos, barrios, puesto de votación, número de hijos e hijas, día de cumpleaños y favor hecho, sea un contrato, un pago de un recibo o lo que sea. Cuando llegan al gobierno, estas redes son alimentadas con una política social de favores sin enfoque y rigurosidad que lleve a estos ciudadanos a la garantía plenas de sus derechos sociales, que supere la pobreza y reduzca drásticamente la desigualdad, de allí la estética de todos los eventos que se hacen desde la Alcaldía con mercados, caminadoras, muletas, trabajos temporales y hasta patos a los enfermos para hacer sus necesidades. 

La chambonada, la falta de visión estratégica y el populismo en la política social son rasgos de forma de gobierno que hay que superar. No es a Ramiro al que hay que derrotar, ese nombre puede cambiarse por otro y así cambiar el ismo, da igual. Hay que vencer es a esa forma de gobernar que no hace de Cúcuta la ciudad de la que todos hablamos y deseamos en nuestros encuentros. Con profesionalismo, visión estratégica y enfoques de política social se puede generar de Cúcuta un campo de derechos, competitiva y con oportunidades. 

/ En twitter @cuadrosfj 

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