Colombia recibió hace unos días una triste noticia, la muerte de Juan Mario Laserna Jaramillo. Ex-Senador, codirector del Banco de la República pero sobre todo un gran amigo mío. Juan Mario, fue una persona brillante, inteligente y capaz, que represento para Colombia el compromiso autentico y generoso con el servicio público. Hoy, quiero dedicar unas palabras a un ser humano extraordinario, que con su muerte, se convirtió en una persona digna de emular por su ejemplo, y que merece que las próximas generaciones de colombianos, no olviden su legado.
Juan Mario fue un hombre que constantemente pensó en la paz de su país y en construirla desde la región. Cuando en el 2009 lanzo su candidatura al Senado de la República se dedicó a encontrar mecanismos de pacificación para resolver la violencia histórica que había padecido el Tolima.
Además quiso conocer el departamento para entender su realidad y encontrar las solucionar desde la región. Su formación académica y su mirada técnica, atravesaba las discusiones dentro y fuera del Congreso, en las que siempre abogaba por la necesidad de tener congresistas que conocieran a fondo los temas de país. Congresistas que mantuvieran un estrecho nexo con la realidad local.
Creció en la política desde su región, el Tolima. Así, conocedor de la violencia que la atravesaba, de su protagonismo en los relatos sobre los cuadros comunistas de las Farc y de haberse convertido en el centro del desarrollo de esa organización armada, lideró en contraste, proyectos de desarrollo regional alternativo principalmente a través de las comisiones económicas del Congreso.
Al mismo tiempo, protagonizo fuertes cuestionamientos al sistema institucional de los departamentos que en sus palabras, retrasaba la ejecución pública de obras, carecía de herramientas de planeación y dejaba a los departamentos siempre en riesgo de convertirse en “caja menor del dirigente de turno”.
Comprender la política desde el territorio fue uno de sus más importantes legados, pues más allá de replicar modelos teóricos de administración pública, creía que las soluciones venían de mirar a la gente con un lente más afinado; en sus palabras, que los hechos que tienen que ver con la vida real, debían ser mirados técnicamente.
Hoy vemos que con su muerte, termina un legado que apenas se escribía, esperamos que este sea ampliamente aprovechado por las nuevas generaciones de colombianos.