Los ciudadanos colombianos estamos convocados para este 26 de agosto a votar Sí o No en la Consulta Popular Anticorrupción a 7 mandatos concretos. La consulta y sus mandatos para departamentos como Norte de Santander y ciudades como Cúcuta son de alta pertinencia social y cultural, incluso más allá de los mismos mandatos de ser aprobados. La consulta popular es trascendente para la democracia que se expresa en la región porque puede significar construir puentes que reduzcan la desconfianza existente entre la ciudadanía y las instituciones regionales.
La desconfianza en las instituciones en Norte de Santander y el desprecio por la política es casi generalizada, la gente espera poco o nada de lo público. Las evidencias de esta afirmación se pueden encontrar en variadas fuentes, con solo hacer el ejercicio de conversar de manera aleatoria con ciudadanos de a pie sería suficiente para darle validez, pero para ser más rigurosos atendamos los datos que ofrecen estudios locales como los ofrecidos por la Encuesta Cúcuta Cómo Vamos 2017 que indica que el 43% de los ciudadanos perciben que ha aumentado la corrupción y un 41% cree que sigue igual y solo un 16% considera que se ha reducido, dato estadístico que se complementa con frases repetidas una y otra vez en las calles como que “todos los políticos son corruptos” o “el político bueno es que roba, pero hace”.
Es decir, que solo 16 de cada 100 ciudadanos con los que compartimos ciudad y departamento confían en la transparencia de las políticas y las instituciones. Los 84 restantes la perciben corrupta, lo cual puede significar que escojan caminos distintos a las instituciones para resolver sus conflictos y/o necesidades. Pues bien, la misma fuente de información señala que 57 de cada 100 ciudadanos se autoevalúa como un muy mal ciudadano que no cuida y respeta los espacios públicos, 57 de cada 100 no ayuda ni a cuidar el parque, ni la vía, ni el hospital público, ni los salones de clase de la institución educativa pública, ni cuida tampoco los recursos públicos que se recolectan con los impuestos de todos. Es una respuesta explicable, si las instituciones no se perciben transparentes ¿por qué esperar que sus ciudadanos asociados se comporten de manera transparente y respetando las reglas que nos cobijan a todos?
De ahí que el 61% de la población que representa la Encuesta Cúcuta Cómo Vamos en el 2017 manifiesta que no participa de ninguna organización, espacio o red ciudadana. Entre más participación ciudadana tendremos mejor resultado de democracia. Allí tenemos un gran problema que debemos solucionar entre todos. Y las preguntas son ¿cómo construir confianza ciudadana con las instituciones? ¿cómo construir confianza y redes entre los ciudadanos para su participación en lo público? y ¿cómo logramos tener instituciones que nos den certezas de resultados que ofrezcan calidad de vida para sus ciudadanos?
La desconfianza en lo público sería lo de menos si esta no fuera la garantía para que una región y un país salgan adelante, como lo demuestran los académicos Acemoglu y Robinson en su libro “Por qué fracasan las naciones”, donde desarrollan la tesis que las instituciones políticas y económicas inclusivas son la garantía para salir de la pobreza y por ende de la histórica desigualdad social. Las instituciones inclusivas significan pluralismo político, que hacen respetar la igualdad de oportunidades y fomentan la inversión en habilidades y nuevas tecnologías, repercutiendo de forma directa en el desarrollo económico. Y estas instituciones no se dan si no hay ciudadanías deliberando y participando.
Por esto se puede asegurar que la historia de nuestra democracia nos convoca a la ciudadanía departamental a ocupar su lugar, que nadie le dará ni vendrá a hacerle la tarea.
Los nortesantandereanos tenemos en la Consulta Anticorrupción una valiosa oportunidad de empoderamiento, si se quiere, de lograr de manera conjunta victorias concretas que nos lleve a superar las barreras que nos alejan de lo público y que caminemos juntos hacia los cambios por un mejor departamento. Paisanos, actuemos colectivamente, es cuestión de sentido común.