Resultó ser un fenómeno político. El ingeniero Rodolfo Hernández pasó a la segunda vuelta presidencial dejando en el camino a candidatos de grupos tradicionales y estuvo a punto de llegar a la Casa de Nariño en una cerrada disputa con el hoy presidente Gustavo Petro.
El outsider le plantó cara a la izquierda. Tanto fue así que las cifras reseñan lo cerca del triunfo que llegó a estar, puesto que la diferencia fue de 687.649, al obtener Petro 11’291.986 votos y Hernández 10’604.337.
Para bien o para mal entra a la historia como alguien que rompió todos los esquemas y formas de hacer política y de conquistar a un electorado que consideró válidas sus propuestas conectadas con el movimiento que lideró, denominado Liga de Gobernantes Anticorrupción.
En estos momentos en que el país empieza a barajar alternativas para las presidenciales de 2026, la figura del outsaider podría volver a gravitar en el panorama, subsanando los errores y fallas. No hay que desecharla. Entre más opciones fuertes y dinámicas el electorado podrá tomar mejores decisiones en las urnas.
También surge en medio del pesar por el fallecimiento del excongresista y exalcalde de Bucaramanga, el hecho de haberle disputado muy fuertemente la llegada al poder, por primera vez en la historia, a un gobierno de izquierda, dejando un país dividido electoralmente y polarizado políticamente.
Rodolfo Hernández fue casi presidente. Eso es muy significativo precisarlo en esta hora en que partió luego de su penosa enfermedad, porque bien podría haber derrotado y dejar en el camino a Petro de haber fortificado sus estrategias en acuerdos con la clase política, a la que siempre dijo repudiar y a la que frecuentemente cuestionaba.
Él le abrió la puerta a esta nueva figura, la cual no debería cerrarse desde el punto de vista de las estrategias para llegar a dirigir los destinos de Colombia, porque muchos de esos 10.6 millones votaron por quien quería llegar a la Presidencia de la República “para sacar a los ladrones del gobierno”.
Si un outsoider salió y dio semejante batalla que por poco frustra el tercer intento de Petro por llegar a gobernar a Colombia, es también un indicador que refleja la compleja situación que han venido atravesando los partidos políticos y el sistema electoral, razón más que suficiente para observar que ese nuevo protagonista no se irá de la escena colombiana.
Lógicamente, no escapó a los escándalos que incluso llegaron a contradecir algunos de los postulados que levantó como banderas de campaña, llegando a ser condenado. Este episodio también nos deja como ejemplo a todos la pertinencia de llegar a cambiar las costumbres políticas para que la esencia de estos liderazgos permanezcan en el tiempo.
Siempre controvertido y señalado por algunos como populista el santandereano Rodolfo Hernández queda entonces en la galería de los dirigentes colombianos que desde las diferentes orillas se sumergieron en ese mundo de la política para procurar darle un manejo a los asuntos de Estado desde las aristas que cada uno considerara convenientes para el pueblo colombiano.
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