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Los creativos muñecos que se quemarán este 31 de diciembre en el estado Táchira
La tradición que quema lo malo y celebra lo bueno en el Táchira.
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Viernes, 29 de Diciembre de 2023

A pocos días de culminar el 2023, los tachirenses comenzaron a poner en práctica la creatividad con la elaboración de los muñecos que representaron lo mejor y lo peor del año a terminar. 

Uno de los muñecos protagonistas en esta oportunidad, es un ‘año viejo’ de surtidor de combustible, con una frase muy popular en las redes sociales: “Ya no aguanto más”, que simboliza la escasez de combustible y el cansancio de los ciudadanos tras permanecer muchas horas en colas para abastecer gasolina, el cual ya se comenzó a exhibirse en el sector La Concordia, en la capital tachirense. 

Jonathan Carrillo, un habitante de la calle 4 del citado sector, creador del surtidor, expuso que este año se inspiró en las colas de gasolina, que fue uno de los mayores padecimientos que tuvieron los venezolanos, por lo que decidió hacer un surtidor con una personificación molesta. 


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Desde hace muchos años, Castillo elabora el tradicional muñeco, pero desde hace cuatro años no lo hacía por causa de su bajo poder adquisitivo y falta de tiempo. Sin embargo, este año, se propuso a reunir los materiales y en cuatro días logró elaborarlo.

 Imagen eliminada.

Ramón Alberto Becerra, habitante del barrio Guzmán Blanco, que lleva 25 años elaborando este muñeco, como parte de la despedida de año, en esta ocasión construyó el personaje de Bender, de la serie animada Futurama, con una altura de 6 metros, con el propósito de alegrar a los más pequeños del barrio. 

Para la construcción utilizaron materiales como tablas, cartón, cinta pegante, almidón, entre otros elementos, a fin de construirla en dos meses, cuyo muñeco no se daña bajo la lluvia. 


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La comunidad de Guzmán Blanco, incluso se prepara con una fiesta comunitaria y a las 12 de la medianoche del 1 de enero de 2024, será quemado

¿De dónde proviene esta tradición? 

Anderson Jaime, director del Museo Arqueológico del Táchira, explicó que esta tradición llegó con los españoles, quienes quemaban a Judas en Semana Santa, y en los Andes venezolanos se adoptó la quema del ‘año viejo’ para simbolizar la quema de lo malo ocurrido en el transcurso del año. 

Aunque en cada municipio algunas costumbres muy antiguas para terminar con lo malo que van cambiando, por ejemplo en Pregonero, municipio Uribante, todos los 31 de diciembre se quema la culebra, que se va haciendo con un saco y se va llenando de basura. 

Esta serpiente la llevan los niños, van recorriendo por todo el pueblo, recogiendo la basura de las casas que están en frente y se va llenando. En esa basura están los chismes y las cosas que vivió el pueblo, para luego llevarla a un campo deportivo y quemarla. 


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En el Cobre, municipio José María Vargas, hay un muñeco que no se quema, sino que se entierra, tras haberlo recorrido por las calles y haberlo acusado de las cosas malas que vivió el pueblo. Luego, sobre la tumba del ‘año viejo’, se baila para que no vuelva a salir lo malo de allí, explicó Anderson Jaime. 

En el centro de Venezuela no se queman, pero en las costumbres de los estados Andinos sí se crean estas figuras de personas que representan personajes o acontecimientos que han sido considerados de mucha maldad, gobernantes que no han cumplido con lo que tienen que hacer o la humanización de cosas malas. 

Antes de la quema, dentro del muñeco, está un testamento jocoso de burla y de cohesión social para conseguir la identidad y ratificar ese compromiso del pueblo de borrar lo malo y comenzar el ciclo nuevo. 

Jaimes destacó que estas costumbres ancestrales se mantienen y se asocia a este período de solsticio de verano con muchos elementos religiosos de los pueblos originarios, reminiscencias que también se consiguen en antiguos rituales de los pueblos agrarios que están casi perdidos, pero que por estos días se hacen, como: los locos y locainas, (28 de diciembre), con personajes disfrazados que remiten a animales y a dioses de los pueblos originarios y que en un momento eran los personajes que danzaban buscando la fertilidad de los suelos.

Esta fiesta se celebra en los estados de Mérida, Lara, Trujillo y Portuguesa, donde se disfrazan para recordar el día de los Santos Inocentes en una celebración única en el mundo.

Anggy Polanco / Corresponsal La Opinión


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