La decisión del Banco de la República fue criticada y sorpresiva, un alza de 100 puntos básicos no tiene antecedentes recientes en el país. Es una decisión audaz que no solo ratifica la independencia del Banco y su el compromiso con la inflación, sino que prevé protección frente una posible burbuja financiera en mercados internacionales.
A pesar de su impopularidad, es la decisión correcta para evitar que los más pobres sean las principales víctimas de incrementos desmedido de precios. Rectificar más adelante saldría más costoso. Ahora que los candidatos recorren el país quejándose que el salario no alcanza para hacer mercado, no deberían perder de vista este mensaje.
A pesar del incremento de 5,62% en la inflación en 2021, la tesis de la “temporalidad” pospandemia dilató la decisión de aumentar las tasas de interés. Se argumentó que las restricciones operacionales por el Covid-19 y la falta de inversión durante la pandemia estaban causando un fenómeno inflacionario “temporal” que se resolvería rápidamente en la nueva normalidad. En ese contexto, se consideró que incrementar la tasa de interés frenaría una insípida recuperación, obstaculizando la recuperación de empresas y el empleo, una medicina peor que la enfermedad.
Con el tiempo, la economía se revitalizó rozando el 10% en crecimiento. Récord en ventas de motos, televisores y carros fueron evidentes con las ventas minoristas creciendo a más del 20% por varios meses. Pero con ello también se fue acentuando y deteriorando la inflación de alimentos hasta un 17,23%, sin evidencia de mejorar. Los estímulos internacionales fortalecieron la llegada de remesas que sobrepasaron los US$10,000 millones en noviembre, un récord histórico. La temporalidad de la inflación que atajaba la decisión de intervención del Banco de la República, se convertía en permanente.
Especialmente grave socialmente es que los hogares pobres y vulnerables experimentaron una inflación de 6,85% mientras que la clase media sufrió un 5,78% y la clase alta 4,39%. A pesar de frenar la economía, bajar la inflación beneficia a los más los necesitados, consolidando avances sociales. Considerando una inflación de 7,0% en EE.UU. y la certeza de alza de las tasas de interés en mercados internacionales, esta alza es oportuna y hará que en el agregado el incremento sea menor dada su anticipación.
Como con toda enfermedad sabrá amargo el remedio, los críticos hablan de oportunidades perdidas y consecuencias. No hacer nada para que se desborde la inflación, sin duda es peor. Como siempre, debe haber un amigo que se quede con las llaves del carro sin tomar y esté en contra del aguardiente de las 2am. Aunque esté muy divertida la fiesta, se debe pensar en el día siguiente.
Jeremy Grantham, famoso inversionista, asustó a los mercados recientemente al advertir una burbuja financiera y una inflación de “commodities” permanente, por diez años. Otros anticipan una crisis financiera a partir del colapso de alguna de las criptomonedas que han acumulado más de US$2.2 billones en activos. El Banco de la República es independiente y para poder ser responsable está demostrando la importancia de ejercer su autonomía. Mientras nadie quiere que se acabe la fiesta, ellos ya están pensando en madrugar para salir a trotar.