¡Un billón de dólares!, o 3.2 billones de pesos mal contados, es el resultado de la incautación más grande de cocaína lograda en los Estados Unidos de América en toda la historia. Se encontraron un total de 16.5 toneladas en un barco procedente de Colombia en el puerto de Filadelfia.
La tripulación que fue arrestada, se enfrenta a una larga condena teniendo en cuenta el impacto mediático que esto ha generado no sólo en ese país, sino a nivel mundial.
A pesar de lo anterior, esta cifra es solo un pequeño porcentaje de la producción anual de esta sustancia a nivel mundial.
La Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de los Estados Unidos durante el año 2017, según estimativos, mencionó que se produjeron 1.315 toneladas, de las cuales 921 fueron en nuestro país.
Lo anterior indica que un decomiso como el que sucedió la semana pasada, significa solo el 1.2% de lo que se produce anualmente.
Erróneamente, acá seguimos pensando que el narcotráfico se combate fumigando cultivos y capturando “mulas” en los aeropuertos para presentar positivos ante la prensa.
Todo esto es una falacia. El narcotráfico se combate acabando con el negocio que tiene la capacidad de sacar 16.5 toneladas de cocaína sin que, increíblemente, ninguna autoridad “se dé cuenta” en nuestro país.
Se requiere cambiar la política. Es necesario revisar el paradigma, atacando los eslabones más fuertes de la cadena con todo el peso de la ley. Pero esto no solo se logra con la policía o el ejército. La Fiscalía, la UIAF y la justicia son fundamentales para lo comentado.
En cuanto a los eslabones débiles, se deben ofrecer servicios integrales en los territorios, tales como carreteras, saneamiento básico y educación.
También se debe dejar de tratar a los consumidores como delincuentes, siendo necesario un enfoque de derechos humanos y de salud pública.
La lucha contra las drogas está perdida por hacer lo mismo durante 50 años. Exhorto al gobierno nacional para que tome medidas que de verdad afecten la cadena del narcotráfico, sin volver lo anterior un pulso político. Presidente, trace su política de drogas en la evidencia y no en el mito.