No es normal reflexionar sobre el comportamiento humano, pues es connatural a la existencia, tan solo reparamos en las acciones que según dictan las normas de conducta contrarían esos preceptos, encontrando incluso algunas contradicciones, por ser bastante relativas a cada cultura. Acciones, palabras o costumbres proscritas en algunos lugares son permitidas en otros e incluso de buen recibo.
Permítame usar un ejemplo banal pero bien ilustrativo, en casi todos los países es de mal gusto eructar en público. Sin embargo, en cinco países sucede lo contrario, es de buen gusto y se constituye en un halago de los comensales para quien ofreció o cocinó los alimentos.
Las culturas se han dedicado a definir sus códigos de conducta para establecer qué se puede y qué no se puede hacer, de acuerdo a lo que creemos es mejor para todos. Pocas veces reflexionamos sobre por qué nuestro cuerpo lo hace, lo que importa es no permitirlo.
Otro aspecto importante son las emociones, las cuales según los preceptos culturales pueden ser o no verbalizadas o exteriorizadas, generando con ello problemáticas sicosociales muchas veces con consecuencias funestas, como el suicidio. La humanidad se ha dedicado a realinear la existencia y diseñar nuevas alternativas para garantizar ese propósito.
Salta a la vista el hecho que en materia de enfermedades el hombre insista ante los síntomas, que son la respuesta natural de defensa del cuerpo en suministrar medicamentos creados que seguramente matan la infección, pero que también destruyen nuestro cuerpo. El claro ejemplo lo constituye el antibiótico, que su solo nombre describe la función, pues descompuesto significa anti-vida. Todo lo contrario a lo que realmente la persona desea al tomarlo.
En materia de cuidado de nuestros recursos naturales hemos decidido seguir una línea parecida, pese a la perfección de la creación. Nuestra utilización desmesurada y descuidada de los recursos naturales nos han llevado a diseñar nuevo modelos de intervención de nuestro recursos, los cuales están diseñados para regenerarse, sin embargo el consumo acelerado y la contaminación a gran escala le gana la carrera natural a estos.
La disposición final de aguas servidas de los centros poblados, se constituye en el factor más contaminante de nuestras cuencas, por eso la técnica prevista por el hombre es la construcción de costosas plantas de tratamiento de aguas residuales, para querer devolverle al rio el agua en mejores condiciones olvidando que el rio tiene la capacidad de regenerarse de manera biológica, lo único que tenemos es que ayudarle a hacerlo, pues la cantidad de disposición final hace que este no soporte la carga.
Por la Gracia de Dios, hemos tenido como administración municipal dos importantes reuniones con representantes de una firma coreana, que nos permite pensar en una alternativa biológica de recuperación integral de nuestra cuenca en tiempo real y sobre todo natural, por ello con el apoyo de la Cámara de Comercio de Cúcuta y Corponor, estoy convencido de que Cúcuta empieza a identificar alternativas novedosas para cuidar nuestros recursos naturales.