El afán del Gobierno Nacional y su portaestandarte por “sacar adelante” una serie de reformas en temas vitales de la vida nacional ha enrarecido el ambiente hasta el límite de la crispación: declaraciones desatinadas desde el alto gobierno, invitación a marchar para apoyar las reformas cuyo texto nadie conoce, lo cual nos “da mala espina”, o soltar a cuentagotas de qué trata cada proyecto de ley y cuáles son sus puntos clave.
El mismísimo presidente del Senado, Roy Barreras, que viene de la institucionalidad anterior y apoya irrestrictamente a la actual administración, ha pedido al gobierno nacional que acabe con celeridad la incertidumbre radicando esos proyectos en el Congreso de la República. Lo malo no es marchar, materialización de la libertad de expresión, lo indeseable es enfrentarse sectores políticamente opuestos por proyectos de ley que nadie conoce. Muchas veces ni el presidente de la República conoce cabalmente los textos, sino sus lineamientos generales. Esto me hace acordar una entrevista al exministro de Hacienda Rudolf Hommes donde advertía que lo malo de las reformas tributarias es que no las redacta el gobierno sino técnicos externos. También se sabe que muchas veces los proyectos de ley son importados de otras latitudes, cuentan por ahí.
Con esta presión política y popular la ministra de Salud, principalmente, ha soltado algunos puntos clave de la reforma de su ramo, y en sus intervenciones públicas para justificarla no ha salido bien librada. No sé si lo que dice la señora ministra es de su propia cosecha o es libreteado. Por ejemplo, recientemente en la Academia Nacional de Medicina, la señora ministra la emprendió contra los médicos porque supuestamente eran los culpables problema fiscal de la salud, y fue el senador Roy Barreras quien se olvidó de sus compromisos políticos y solidaridad con el gobierno actual quien salió a defender a sus colegas: “Soy médico. Como colega les pido excusas. Ustedes salvan vidas todos los días. Los aplaudimos en la pandemia, se jugaron la vida, ¿y ahora son los culpables?”. Cavilando un poco, ¿será que la señora ministra juega al “divide y reinarás”?
En fin, son varios los proyectos de ley que tanto el gobierno, la academia y la ciudadanía esperan conocer pronto: reforma a la salud, laboral, pensional y minera. De la primera, lo dicho; de la política petrolera, que tanto ha expuesto cómicamente la ministra filósofa, me acojo a lo que han dicho todos los exministros de Hacienda, que, sin ponerse de acuerdo, han coincidido en la necesidad de mantenerla; de la laboral, nadie sabe absolutamente nada, ni quién es el ministro o ministra; de la pensional, ya se han ido conociendo algunos puntos.
A propósito, es interesante el documento del expresidente César Gaviria Trujillo, director del Partido Liberal, en el que sale en defensa del sistema de salud. Por ejemplo, en el punto IX, el expresidente Gaviria muestra preocupación porque “los recursos de la salud se destinen exclusivamente a satisfacer el derecho a la salud y a garantizar condiciones dignas y justas para el personal de salud”. Leamos bien, que esos recursos se destinen para satisfacer el derecho a la salud, no a dilapidarlos en subsidios. Otro tanto podría decirse del recaudo pensional, ahora que se pretende que administración y ejecución sea exclusivamente oficial.
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