El conocimiento se apropia teniendo experiencias que lo originan. Pero, como es imposible que cada uno de nosotros pueda acumular las experiencias de toda la humanidad, ellas se han agrupado en lo que llamamos ciencias, que se pueden transmitir en escuelas y colegios, y que en conjunto constituyen los sistemas educativos. Desafortunadamente, las dos formas de adquirir conocimiento no se dan en la práctica, aunque se aproximan a través de los experimentos estereotipados que hacen parte de los planes de estudio.
Hay aproximaciones a la apropiación del conocimiento en forma experiencial, independientemente de la edad de quienes lo desean apropiar. Los bogotanos y quienes visitan la ciudad encuentran múltiples posibilidades de entretenimiento unido a apropiación del conocimiento. Un paseo por el jardín botánico es una experiencia extraordinaria o ir al museo de los niños o sumergirse en ese mundo maravilloso que se llama Maloka. En Medellín se encuentran posibilidades similares en el bellísimo jardín botánico y el parque Explora o si está en Cali puede ir al zoológico, uno de los más bellos de América, o las muestras interactivas de ciencia en la biblioteca departamental. Son tres ciudades y tres experiencias diferentes, pero todas con un propósito común: permitir que niños y jóvenes se apropien del conocimiento científico.
Maloka fue concebida por la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia como un parque interactivo en donde el lema es: “prohibido no tocar”. Es una experiencia vivencial que va desde lo cotidiano: cómo opera la plomería de una casa que se ve a través de una pared de vidrio, hasta tratar de aproximarse a los grandes misterios del universo; cuánto peso yo en la Luna o en Júpiter; cómo una jaula de Faraday me protege de descargas eléctricas. Es poder ver, tocar y apropiar.
Maloka es un ejemplo de lo que puede hacer una asociación de visionarios cuando logra captar la atención y comprometer a los gobernantes. El Distrito aportó un lote céntrico para construir Maloka y la Asociación buscó aliados para conseguir los fondos para su construcción.
Hasta ahora, Cúcuta no tiene ningún sitio parecido. Pero, varios años de esfuerzo de Patrocinio Ararat y de un grupo de visionarios, lograron que la administración del alcalde Yáñez introdujera en su Plan de Desarrollo la creación de un parque para apropiar el conocimiento. No será un museo estático, sino que alrededor de un planetario se agrupará una serie de espacios, siempre en renovación, siempre introduciendo lo último en conocimiento, siempre capturando la imaginación del niño y del adulto que le acompaña, haciendo que la experiencia no se agote con una o dos visitas, sino que el visitante siempre encuentre algo nuevo, algo interesante y algo con lo que interaccione. El producto consiste en que construyan sus propias ideas. Que cada vez que pasen por uno de esos recorridos siempre cambiantes, se hagan preguntas y les busquen respuestas de una manera personal y casi experiencial. Cuando lo hagan, gritarán: ¡Eureka!, como Arquímedes.
Bienvenida esta unión del Municipio y los visionarios que asegurará a través de la asociación público-privada construir el sitio donde nazcan las ideas que los niños, que cuando lleguen a adultos, podrán desarrollar para impulsar una Cúcuta y un Norte de Santander más competitivo, más fuerte, más innovador basado en el conocimiento científico, una ciudad que cada día será un mejor sitio para vivir y progresar individual y colectivamente. ¡Bienvenida Eureka!