Escuchando sobre los avances de la ciencia a través de la tecnología, sorprende ver como todo cambia de manera exponencial y lo que costo años y dinero alcanzar, hoy está a la mano de las personas en días y a bajo costó. El ejemplo más significativo lo constituye el genoma humano cuyo proyecto para ser secuenciado costó cerca de 3.000 millones de dólares y tomo 13 años lograrlo, hoy lo puedes tener en tres días por un valor de 850 dólares, y se estima podrás tener en tu celular por 10 dólares en una hora muy pronto.
Esto significa que el mundo evoluciona y de manera rápida, la tecnología avanzará en los próximos 20 años, según los expertos, lo que no avanzó en 2.000 años, cumpliéndose lo advertido por el apóstol Pedro al decir “no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”.
Pese a esta realidad palpable a nivel internacional, pareciera que en nuestro departamento viviéramos en la capsula del tiempo, en la que nada pasa. Deberíamos estar convirtiendo las aulas escolares en verdaderos laboratorios de creatividad para nuestros hijos, en los que la tecnología les permita estar a la vanguardia internacional y sin embargo con dificultad hemos migrado del pizarrón de tiza al acrilico de marcador borrable, cuando el mundo educativo trabaja con tecnología smart y contenidos temáticos que inducen a la investigación. Si la ciencia evoluciona a la medida que está previsto, vamos a tener una generación de analfabetas digitales bachilleres.
A nivel mundial hablan de regiones inteligentes y acá nos reimos, porque lo único inteligente que se tiene son las licitaciones públcas que antes de colgar los pliegos de condiciones, ya se sabe quién se la va ganar. La verdad es que estamos jugando con el futuro de las nuevas generaciones, no podemos solo dedicarnos a hacer extensos debates estériles y todo en un caos. El sensacionalismo extremo y la chabacanería no debe ser la herencia genética que les dejemos a nuestros hijos.
Los nortesantandereanos deben despertar del letargo al que han sido sometidos por una clase dirigente que como el flautista de Hamelín, tiene seducido a su electorado con el melodioso sonido del dinero, para después decir que fue el electorado el que les exigiódadivas, cuando la realidad es que son ellos los que juegan con la necesidad de las personas y mancillan su dignidad.
Ya se sabe que en las próximas elecciones no se van a comprar votos, se va a contratar a personas para que trabajen el día de las elecciones y pagarles por ello, osea, la misma práctica corrupta disfrazada. Será el único día que baje el desempleo y el resto delos cuatro años no podremos quejarnos. Sin embargo empieza a verse una pequeña nube, del tamaño de la mano de un hombreque está cargada de Esperanza y que producirá un cambio, evidenciando que aquello que parecia imposible empieza a suceder.