El Catatumbo es un polo de desarrollo minero-energético y agroindustrial por naturaleza y pese a la violencia fratricida que ha tenido que soportar, hoy se erige ondeante una bandera de progreso y paz, que aunque raída, nos hace creer que esta región saldrá victoriosa otra vez.
Pese a la cruda violencia que ha sido sometida esta región, la cual goza del deshonroso primer lugar en violencia de nuestro departamento, gracias a la confluencia de todos los grupos al margen de la ley del país que existen o han existido. El Catatumbo es tan rico naturalmente, que todos quieren estar allí. Es el único lugar del país, donde subsisten reductos de los grupos guerrilleros que se han sometido a procesos de paz.
Que tal sí, con el mismo ahínco con el que se han establecido en la zona los grupos al margen de la ley, se establecieran la industria y la inversión extranjera, tendríamos en Norte de Santander uno de los polos de desarrollo del país, dada sus condiciones naturales y la privilegiada posición geoestratégica. Los catatumberos lo saben y durante años callaron por temor a las represalias, pero ya no están dispuestos a dejar que pase mas tiempo sin poder disfrutar de la riqueza de su tierra; ese es su regalo divino y no lo piensan desperdiciar.
El Estado tiene una deuda institucional con el Catatumbo, por abandonarlo a su suerte y no haber efectuado las inversiones necesarias para sacarlo adelante. Se ha desplegado en la zona mas pie de fuerza que inversiones sociales y por ello las condiciones de vida de sus habitantes son deplorables, ostentando los mas altos indicadores de necesidades básicas insatisfechas. El Estado mañoso le ha comido conejo al Catatumbo durante años.
Debemos en consecuencia levantar la voz para exigir las inversiones que no se han hecho, empezando por todas con las que se han comprometido históricamente y no han cumplido, pero en especial con aquellas que dignifiquen la región y permitan que el desarrollo sostenible sea una realidad, para no seguir dependiendo de la misericordia estatal que nunca llega.
Es inconcebible que una región en la que se ha explotado petróleo por mas de 50 años, no tenga una carretera digna, eso es falta de responsabilidad social empresarial, sobretodo si se tiene en cuenta que la hoy famélica iguana, durante años fue tan gorda y rozagante que nunca se preocupó por los demás.
El Catatumbo lo tiene todo para triunfar, es el escenario perfecto para un verdadero laboratorio de Paz en el país, para atraer inversión extranjera y demostrar al mundo que cuando se quiere, se puede.
Pero si el gobierno lo sigue viendo como un problema al que capotea con visitas institucionales de anuncios absurdos, seguirá siendo el Catatumbo, la historia de un rico empobrecido.