Ahora que no tenemos muchas posibilidades de tomar un cocktail por cuenta de la pandemia, creo que lo que vive por estos días el mundo, Colombia y Cúcuta es algo así como un “coctel Cosmopolitan” perfecto, una de esas bebidas a la que le echan de todo: whisky, ginebra, ron y hasta coca cola. En alguna ocasión estuve en La Habana y tuve oportunidad de visitar ese inmortal café que frecuentaba Ernest Hemingway, “La Floridita”; él lo hizo inmortal porque desde allá escribió “El viejo y el mar” tomando daiquirí y todo lo que le dieran, y en esa ocasión pedí uno de los cocteles más populares, y me trajeron el “Cosmopolitan”. Hoy en día el caos que vive el mundo por cuenta de la pandemia es desolador, parece un cocktail de esos, en el que hay muchas cosas que impactan.
El director de la OMS lo anticipó en estos días: si el mundo no logra distribuir las vacunas de manera equitativa para todas las personas, el riesgo es el de afrontar un “fracaso moral catastrófico”. Y no es para menos, hoy en día el 63 % de las vacunas las han comprado los países más ricos, en donde vive el 16 % de la población. Si el mundo fracasa en vacunar equitativamente, surgen dos riesgos: la expansión del virus, y la lentitud para la recuperación económica. Europa ya está en eso. Portugal cerró sus fronteras a países que consideran pueden traer el virus del mismo continente; igual lo hizo Francia, España y Finlandia con los países nórdicos. El mundo está desbordado, no sabe cómo controlar este virus. Diferente fue el horror que se vivió después de la segunda guerra. Hitler provocó el holocausto, los aliados mataron al Führer y el mundo se reconstruyó. La peor tragedia hoy del mundo es que marcha hacia lo desconocido.
En ese momento la humanidad sabía cual era el camino para salir de la crisis, para encontrar el rumbo. Hoy en día no. Esas son las diferencias. Aún más, “The Economist” señalaba por estos días que Colombia logrará una vacunación masiva solo a finales del año 2022, coincidiendo con la epidemióloga colombiana Claudia Vaca en entrevista en Caracol que expresaba en igual sentido, que por lo menos Colombia sabrá que va a pasar con la vacuna a finales del próximo año. Planteo este análisis previo para mirar a Cúcuta, porque con todo lo que pasa por estos días en la ciudad, en donde tenemos un coctel peligroso, de riesgo, un “Cosmopolitan” en el que juegan muchos factores.
Así es, además de la pandemia que afecta en sus proporciones a Cúcuta, o como mejor me lo resumía un taxista en estos días, “la pandemia se ha llevado a 50 de mis compañeros”, hoy en día la ciudad afronta desplazamientos de varias familias que fueron desalojadas del Catatumbo, violencia todos los días, trochas, migración, venezolanos que no saben si regresar o buscar otros destinos, y como para completar ese coctel, el pasado jueves se desarrolló la audiencia de revocatoria del alcalde. Todos los males sumados. ¿Se imaginan algo peor?
Todos los gobiernos en el planeta están impactados por la pandemia. Esa realidad los obliga a replantear necesariamente sus políticas, sus proyecciones. Toda la planeación que existía hace justo un año, días antes de la pandemia, se cayó para todo el planeta. Tanto la Gobernación como la Alcaldía deben ajustarse urgentemente a esa realidad, y creería que debe hacerse una proyección estratégica a diciembre de 2022, por mucho al 23, a finales de sus mandatos. No hablemos más de la Cúcuta 2050 que esa proyección ahora no cabe, no es posible. De los análisis más significativos que se han escuchado de esta crisis mundial, es la del exdirector del Banco Mundial que manejó la economía europea después de la Segunda Guerra Mundial : “Hoy en día el mundo está en una economía de guerra, peor que la que vivió en el 45”.
