En Colombia conviven dos regímenes de pensiones que compiten entre sí. Por un lado está el Régimen de Prima Media (RPM), el cuál es público y está basado en la solidaridad intergeneracional. Lo conocemos como Colpensiones. En este sistema las pensiones que se pagan hoy son financiadas con las cotizaciones de las personas que trabajan actualmente y están afiliadas a dicho régimen. Como este recaudo no alcanza, para cubrir el faltante el Estado gira dinero del Presupuesto General de la Nación hacia Colpensiones. Este monto hace parte del famoso “déficit pensional” y este año se calcula en $12.3 billones.
Por otro lado está el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS), donde están las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Hoy tenemos 4 opciones que son Old Mutual, Colfondos, Protección y Porvenir. En este sistema cada trabajador tiene su propia cuenta individual donde va acumulando su ahorro y los rendimientos de las inversiones que hacen las AFP. Al final de la vida laboral, estos recursos se usan para financiar la pensión de cada persona.
No hay un régimen que sea más conveniente para todos. La decisión acertada sobre en cuál estar depende de las particularidades de cada persona. Con las reglas vigentes, dos aspectos fundamentales que hay que evaluar son el nivel de ingresos y la estabilidad de éstos. En general, a personas con baja estabilidad laboral o con un Ingreso Base de Cotización (IBC) inferior a $1.300.000, probablemente les convendría más estar en una AFP.
La baja estabilidad laboral lleva a que al momento de pensionarse no se hayan cotizado el número de semanas mínimas. Esto llevará a que se reciba, en vez de una pensión, una suma de dinero. Considerar este escenario es fundamental, pues actualmente en Colombia sólo 1 de cada 5 personas logra jubilarse. En Colpensiones este dinero se llama indemnización sustitutiva y en ella reconocen sus aportes más la inflación. En los últimos 3 años el promedio otorgado ha sido de $4.6 millones. En una AFP, recibirá una devolución de saldos. En igual período, el promedio ha sido de $35 millones. La rentabilidad que tuvieron los aportes durante el tiempo que estuvo cotizando explica buena parte de esa diferencia.
Una persona que si tenga cierta estabilidad laboral y complete las semanas requeridas pero cotice por debajo de $1.300.000, en cualquier régimen, tendrá una pensión alrededor de un salario mínimo. Mientras que en Colpensiones necesitará 1.300 semanas, en una AFP necesitará sólo 1.150 semanas, pues tienen el Fondo de Garantía de Pensión Mínima, que en desarrollo del principio de solidaridad le completará lo que haga falta para garantizar esa pensión.
Cotizantes de ingresos superiores y estables probablemente lograrán acceder a una pensión mayor en el régimen público. La fórmula que calcula el monto de la pensión en Colpensiones, que toma como insumo principal el IBC de los últimos 10 años cotizados, lleva a que las mesadas sean superiores a los aportes realizados o a lo que el saldo acumulado en una AFP podría pagar. Así, se recibirá una pensión superior a lo que en realidad cotizó al sistema. La diferencia terminará siendo subsidiada por el Estado.
Aunque estos lineamientos pueden servir de guía, tenga en cuenta que a la hora de tomar una decisión es su derecho y su deber recibir asesoría por parte de Colpensiones y de las AFP. En esta época de redes sociales llenas de noticias falsas e influenciadores escasos de argumentos racionales y financieros, recuerde que es su dinero el que está en juego. Entender profundamente sus alternativas más allá de sesgos ideológicos le ayudará a tomar la decisión adecuada.