Con ocasión del affaire Corte Constitucional –que no solo del magistrado Pretelt- mucho se ha repetido en estos días el disgusto y enfrentamiento del fiscal general de la Nación, Luis Eduardo Montealegre Lynett, con el exministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, a quien logró sacar del Ministerio a mediados de 2014, por la Reforma a la Justicia que planteó Gómez Méndez en su momento.

Esa Reforma a la Justicia que planteó Gómez Méndez era producto de su experiencia profesional como docente y tratadista en derecho penal, exprocurador general de la Nación, exfiscal general de la Nación, y se trataba de retirarle funciones electorales a las Cortes, crear el Tribunal de aforados, etc.

En otras palabras, ponía orden en instituciones desacreditadas. Entonces el fiscal general Eduardo Montealegre se llenó de ira y pidió a la rama judicial salir a protestar.

Hoy, ante el escándalo que “explotó” en la Corte Constitucional y que de alguna manera salpica al Fiscal General porque su nombre ha sido referenciado en varias ocasiones y la prensa lo registra todos los días por lo mismo, el gobierno del señor Santos retoma la reforma planteada por el exministro Alfonso Gómez Méndez y el señor fiscal general Eduardo Montealegre no dice absolutamente nada.

No dice nada en público -aclara la senadora Claudia López- porque sabe que está debilitado en este punto; pero bajo cuerda sigue haciendo gestión ante el Congreso.

Es decir, las condiciones históricas son diferentes porque el año pasado las aguas eran mansas, y éste, ante el escándalo en la Corte Constitucional, no tendría presentación que saliera a decir algo que contradiga o indigne más a la opinión pública.

El pasado mes de enero el periodista Oscar Montes escribió que “el fiscal general de la Nación, Eduardo Montealegre, es el gran protagonista de la política del país en la actualidad”.

La revista Semana comentaba que “Eduardo Montealegre se ha convertido no solo en un súper fiscal sino en un hombre con tentáculos en todo el aparato del Estado”.

En realidad desde que el Fiscal pidió la salida del entonces ministro Alfonso Gómez Méndez, vía entrevista de periódico, y el presidente Santos acató, da la impresión que el superfiscal tiene intimidado al mismo presidente Juan Manuel Santos.