Se ha vuelto costumbre opinar sin tener conocimiento pleno o cercano del asunto sobre el cual se toma partido o se hace partícipe de la conversación. El ruido que producen algunos hechos mueven a las personas a expresar su punto de vista sin el análisis obligado que conduzca a conclusiones válidas para hacer un aporte significativo al debate sobre determinado tema.
Las redes sociales producto de su inmediatez, también están contribuyendo en gran medida a esa superficialidad y al escrutinio fácil, lo cual conduce a juicios equivocados en más de una ocasión, superando los conceptos de los verdaderos conocedores sobre los temas cotidianos o los que por su contenido son materia de análisis. Estas ideas rápidas sacrifican a los protagonistas de los eventos que se discuten.
Producto de esto mismo son también las falsas noticias que le hacen un mal mayor a la sociedad y a quienes son objeto de críticas o se les pone en la picota por cuenta de un comentario que se toma fuera de contexto o el montaje de una fotografía en compañía de personajes desprovistos de santidad y pulcritud. Este mecanismo usado en una campaña negra ha sido puesto en práctica desde hace rato para desprestigiar a los rivales y de paso sacarlos de la competencia. Para infortunio de todos son muy socorridas estas prácticas que atentan contra la pureza del debate y las ideas quedan superadas por la calumnia y las sentencias descalificadoras
Es bien conocido que no faltan los expertos, los que creen saberlas todas, sin conocerlas. De otro lado están los que utilizan la falacia del hombre de paja que se trata de responder a un argumento que el otro debatiente jamás ha dicho, devolviéndole una versión menos aceptable de su oposición que es más difícil o imposible poder defender.
El debate en los procesos electorales recientes, en muchos países se han hecho utilizando los mensajes cortos mediante trinos que reducen el contenido y aumentan las emociones, concentrándose en pocos temas para hacerlos virales, convirtiendo a twitter en una caja de acústica de ideas, reclamos, opiniones y sentimientos con tuits cada vez más textuales por el uso de recursos de apoyo visual, como lo destacan la profesora Martha Sánchez Esparza y colaboradoras en una publicación sobre el debate político.
Todo este tipo de estrategias se siente que ya están siendo utilizados en el medio doméstico para hacer visibles a quienes tienes posibilidades cercanas o remotas de ganar en la contienda electoral que se avecina, bien sea parlamentaria o presidencial. Sobre estas maneras de hacer llegar el mensaje debemos estar alerta y depurar el discurso por la posibilidad que tienen de demeritar a quien en franca lid pueda alcanzar el primer lugar con el mayor favorecimiento de los ciudadanos.
El problema se hace mayúsculo cuando quienes pretenden movilizar la opinión son poco o nada conocedores de los temas vitales sobre los cuales debería girar la confrontación de ideas porque, cuanto menos se sabe de un tema más se tiende a sobreestimar la capacidad de conocimiento del mismo y todo ello contribuye a catapultar una falacia. (José A Cano, Opinar sin leer, Ethic: jun, 2021)
Cuanto daríamos porque la discusión de cara al próximo proceso electoral colombiano se haga con la verdad y entre contendientes leales al poder de la palabra para engrandecer no solo la confrontación ideológica sino al justo ganador.
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