El 23 de julio nació un proyecto llamado ‘Vístete de Colombia’ que pretende hacerle frente a la debacle económica en la que ha resultado la pandemia de la COVID-19 para las empresas de la moda y de las confecciones.
Cúcuta, que se había posicionado como una de las ciudades líderes en esta área, ha sufrido quizás más que otras las consecuencias de la epidemia por falta de compradores en un campo bastante competido en el mercado mundial. Adriana Arboleda, una empresaria de la moda y promotora de ‘Vístete de Colombia’, decía hace poco en la radio nacional que la iniciativa agrupa ya más de 200 marcas de todo el país. Pero, más allá de la excelente iniciativa que comienza a dar resultados, como lo demuestra que el lunes pasado arrancó Colombiamoda virtual, quizás lo más impactante de la presentación de Adriana, que merece ser resaltado, fue decir que “debemos darnos cuenta de que no estamos en manos del Gobierno, estamos en manos de nosotros mismos”.
Esta es la verdadera clave del éxito. Este es un cambio fundamental en nuestro pensamiento. Es saber que nuestro destino está en nuestras manos y no en las dádivas del Gobierno, obtenidas a través de servirle a políticos corruptos. Es cambiar la idea generalizada en Latinoamérica y en muchos países de Europa, como consecuencia de su tradición monárquica, que el pueblo debe esperar todo de la bondad de un Gobierno central.
Fueron precisamente las colonias del Norte, las de Nueva Inglaterra, las que lideraron y aún hoy lideran el desarrollo mundial, seguras en la confianza en sí mismas y no en las mercedes de un rey lejano, a diferencia de las colonias del sur, desde Virginia hasta las Carolinas, que siguieron dependiendo de la metrópolis y que hasta hoy son menos prósperas que los Estados del norte.
No es propio solo de colombianos depender del Gobierno de turno. Es parte del imaginario de los pueblos latinoamericanos y seguramente es uno de los factores que nos condenan al subdesarrollo. Este arraigado imaginario se ha convertido en una ‘verdad’ que solamente se puede superar si, como dice Adriana, aceptamos que nuestro destino está en nuestras manos.
El ministro de Comercio, José Manuel Restrepo, quién fue rector de la Universidad del Rosario, propuso la semana pasada que las universidades adopten el emprendimiento como una opción de grado. La Universidad Simón Bolívar en su Reglamento Estudiantil consagra desde hace más de dos años el emprendimiento como opción de grado. Pero eso implica que la universidad no solo debe tener cátedras de emprendimiento, que existen en algunas desde hace tiempo, sino que éstas se traduzcan en startups que involucren a las empresas y el Gobierno local y nacional.
Hay avances. Como ejemplos, el Sena ha abierto una convocatoria para desarrollar tecnología y una compañía de telefonía móvil acaba de abrir una convocatoria para jóvenes entre los 14 - 18 y 19 - 25 años de edad que se cierra el 30 de agosto para que, basados en el concepto STEAM (por su nombre en inglés, Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas), propongan proyectos que ayuden a combatir la COVID-19. En palabras de Mónica Hernández, directora de la Fundación promotora del concurso: “El mundo necesita más ciencia, más tecnología que apoyen y aporten a la solución de los problemas que enfrenta la humanidad”. Y ese es precisamente uno de nuestros objetivos como universidad.