El miércoles de la semana que pasó, circuló por WhatsApp una noticia relacionada con la captura de un individuo acusado de abuso sexual en contra de una niña de siete años aprovechando las condiciones del vehículo y la vulnerabilidad de una menor.

Según los videos, se trata de un vehículo de servicio público de placa WHT-755 con vidrios polarizados tan oscuros que es imposible observar qué sucede al interior del mismo y de ahí la atrevida actitud del criminal.

La imagen de la niña visiblemente afectada, con voz entrecortada, enseñaba la forma como abusó el conductor que con algunos moretones hablaba por su teléfono celular, puesto que recibió una justa paliza por parte de la comunidad enardecida por el hecho.

Cuando estaba siendo castigado, apareció una motocicleta con dos uniformados pertenecientes a la Policía Nacional, quienes evitaron la linchada del abusador sexual.

De la grave situación se desprenden varias situaciones entre ellas, la principal compromete a los progenitores, que irresponsablemente entregaron a un desconocido una inocente criatura, la cual ha quedado marcada de por vida.

La segunda, corresponde a la autoridad investigar si el sindicado ha tenido episodios parecidos o existen casos que no se han denunciado por múltiples causas, entre ellas, la impunidad.

La tercera, es el sentimiento de solidaridad que despierta tan reprochable acto, el cual motivó a la ciudadanía a tomar la ley por sus manos y es en ese instante que no quisiéramos la presencia de nuestra querida institución, puesto que cuando se ha necesitado, no aparece o llega tarde. 

Recuerdo que desde el año 2010, la exsenadora Gilma Jiménez, falleció y no tuvo la oportunidad de ver realizado su sueño de someter a cadena perpetua a los abusadores de niños. 

Hoy, debido a condiciones constitucionales, nuevamente se aleja la posibilidad de encarcelar de por vida a esos sujetos que liberan su adrenalina con el sufrimiento de los menores.

Entiendo perfectamente la misión de la Policía Nacional, pero por un solo instante debieran ponerse en los zapatos del padre de familia, cuya hija o hijo ha sido objeto de un abuso sexual, a ver si se resiste a utilizar su arma de dotación oficial para aplicar la justicia por su cuenta. 

De seguro, recibiría todo el apoyo ciudadano en lugar de ver por pocos meses a su verdugo detrás de una reja y pasados otros dos meses en la calle por falta de pruebas. 

Respecto a los vehículos de servicio público, la autoridad operativa de Tránsito debe realizar operativos orientados a proteger la seguridad ciudadana, principalmente a los taxis que utilizan vidrios que no permiten la visibilidad interior, realizando preguntas de seguridad a los pasajeros, puesto que estoy seguro de que se encontrarían con muchas sorpresas. 

El gremio de conductores de taxi, no debe tener la mínima solidaridad con semejante criminal, puesto que no basta asesinar una persona para ganarse el adjetivo despectivo y en este caso, justo. Los padres de familia deben ser conscientes que estamos en medio de innumerables riesgos y el blanco preferido, son los niños.