Hablar mal de nuestra ciudad es una tarea fácil, a diario lo observamos en los medios de comunicación o las principales noticias. Tenemos personajes de la vida pública dedicados exclusivamente a ello, señalando lo que está mal creyendo que con eso contribuyen a la solución y por el contrario agravan el problema.
Ser un pronosticador de fracasos tiene más probabilidades de acierto e incluso de acogida entre las personas, dado que la problemática compartida nos hace solidarios frente a dichas apreciaciones. Por ello salir hablar de inseguridad, de pobreza, de desempleo y demás, tiene muchos receptores, sin embargo no nos damos cuenta que las cosas positivas son más y si las reconociéramos nos iría mejor.
Estoy convencido que Cúcuta es la ciudad de la esperanza, donde todo el que ha querido establecerse ha sido recibido si distingo y ha podido formar hogar y empresa. Cúcuta es la ciudad de la esperanza intacta, porque pese a las crisis que ha tenido que soportar durante años, es una ciudad que avanza y no da marcha atrás. Puede disminuir su paso, pero nunca se detiene. Vivimos bonanzas y pasaron, pero nunca perdimos el sentido del humor, ni renunciamos a nuestra esencia.
Creo en una Cúcuta resiliente, que sabe cómo sobreponerse a las adversidades, contando con un grupo de hombres emprendedores que cada día abren sus santamarías y exhiben sus vitrinas con fe y sostienen la microeconomía de la ciudad, con la generación de ingresos y puestos de trabajo,.
Creo en una nueva clase empresarial que no se detiene, que invierte en nuestra ciudad en nueva infraestructura, porque saben que lo que viene para Cúcuta es grande. Creo que si somos fieles en lo poco y resistimos el embate transitorio de una economía raída por la crítica situación del vecino país y el olvido del nuestro, habremos pasado la prueba de fuego que nos catapultará cuando el periodo de vacas flacas termine, lo cual será más pronto de lo que pensamos.
Por ello amigo lector, no se deje arrastrar por las profecías apocalípticas de algunos, únase al creciente grupo de quienes creemos que Cúcuta es la ciudad de la esperanza, donde fluye la inversión en nuevos desarrollos urbanísticos, nuevos hoteles, nuevos centros comerciales, nuevas empresas. El capital privado y foráneo está creyendo en nuestra ciudad, y ¿tú qué estás creyendo?
Creo que viene una temporada para nuestra ciudad, donde haremos de Cúcuta la Más Más. Pero necesitamos unir esfuerzos, necesitamos planear la agenda de desarrollo, motivar a todos los sectores y trabajar en equipo. Se necesita gerencia pública y acompañamiento político. La iniciativa no puede ser solo privada.
Puedes empezar a unirte a este propósito hablando bien de la ciudad, creyendo que podemos cambiar y accionar con fe desde el lugar en el que nos encontremos, porque juntos transformaremos la ciudad y permitiremos que siga siendo Cúcuta, la ciudad de la esperanza.