En los años 60, las ciudades empezaron a diseñarse pensando en los automóviles, y la proyección vial se media solo desde la perspectiva de la capacidad de respuesta de estas frente al número cada vez más creciente de automotores. Sin embargo, ha quedado demostrado que las ciudades colapsaron no solo por el crecimiento desmesurado en la circulación de vehículos sino por el crecimiento de la población.
Hoy día las ciudades no están desarrollándose exclusivamente con la perspectiva del automóvil, sino también desde la perspectiva del ciudadano y sus sistemas multimodales de transporte, lo cual requiere de una adecuación urbana que permita ejercer el derecho a la movilidad de manera individual y colectiva. Es inconcebible la desarticulación de los diferentes componentes de la movilidad de nuestra ciudad, instalando semáforos sin contar con los aforos de movilidad, en lugares poco útiles o lo que es peor generando más trancones. Existe poca señalización vial y la que hay se encuentra bastante deteriorada.
El tema de movilidad no se resuelve exclusivamente, a partir de la inversión en infraestructura vial, por el contrario la movilidad debe orientarse a la construcción de ciudad pensada desde su gente, donde los peatones y los ciclistas también tengan derecho a transitar con garantías.
Acorde a los conceptos modernos de movilidad sostenible, debe propiciarse de manera incluyente la inserción del peatón en el espacio público, en especial pensando en personas con dificultades motrices congénitas o sobrevinientes, pues existe una deuda social urbana con ellos.
Tendremos que ser capaces de pensar en diseños arquitectónicos universales e incluyentes, donde todos podamos disfrutar por igual de la infraestructura urbana. La ciudad debe ser más amable con las personas. Esta renovación urbana deberá propender por espacios públicos pensados en la movilidad peatonal de forma segura.
De la mano de fuertes campañas pedagógicas de cultura ciudadana, debemos hacer valer un principio básico de convivencia, el andén es para el peatón y no para el automóvil o la moto y si es necesario, recurrir a la sanción pecuniaria para aquellos que se adueñaron de los andenes como parqueaderos improvisados. No es aceptable que las personas transiten por la calle porque un conductor prefirió parquear su carro sobre el andén.
La adecuación urbana debe incluir estaciones de descanso de los peatones, con mobiliarios agradables y sistemas de aspersión en zonas céntricas que mesuren la rigurosidad de nuestro clima e inviten a transitar a pie y no exclusivamente en carro, procurando con ello la descongestión de esta zona. Cúcuta con su gran trazado en el centro histórico y las hermosas vitrinas de sus almacenes, puede convertirse en un verdadero centro comercial a cielo abierto como se pensó en el pasado, pero no se culminó. Debemos avanzar en crear una ciudad amable, y hacer de Cúcuta, una ciudad para su gente.