El pasado domingo 05 de julio seguí minuciosamente el acontecer político de Grecia y su referéndum, donde Syriza, el izquierdista partido de gobierno, libra una dura batalla contra la llamada Troika europea –FMI, BCE y Unión Europea- sobre el modo de salir del atolladero económico o político, o político-económico, en que se encuentra el país helénico, cuna de la democracia.
La relación entre política y economía convoca el interés de muchas personas y siempre surge la pregunta, ¿cuál prevalece sobre la otra?
La respuesta la podemos encontrar en el libro de El Congreso en la Constitución de 1991, de Alfonso Palacio Rudas, donde explica por qué siendo él esencialmente un economista y hacendista prestigioso no quiso pertenecer a la comisión que estudiaba esos asuntos sino a la de asuntos políticos.
Y responde: “Preferí lo político sobre lo económico porque desde los bancos de la universidad aprendí que en una Constitución predomina lo primero sobre lo segundo”.
De igual manera, buscaba en periódicos nacionales y extranjeros información que me ayudara a entender las consecuencias del resultado del referéndum griego.
Encuentro que pertenecer a un partido político no debe llevar a seguir ciegamente sus directrices, porque sus directivos o los gobernantes que representan ese partido político pueden estar actuando conforme al rigor de sus postulados partidistas y no interpretando el sentir nacional.
Fue lo que le sucedió a muchos votantes griegos, fervientes seguidores del partido Syriza, del primer ministro Alexis Tsipras, que pedía a los griegos votar por rechazar la oferta de sus acreedores europeos, lo que finalmente consiguió, pero para esos votantes la alternativa no era entre el sí y el no, “sino entre la cabeza y el corazón”, y decidieron ir en contravía del Partido y votaron a conciencia, convencidos de que la mejor opción era aceptar las duras condiciones de sus “chepitos”, que se implementarían en un lustro, para luego estabilizar al país.
Es lo que puede estar sucediendo en nuestro medio –en lo político y en el fondo abraza lo económico-, donde los partidos políticos se han desdibujado porque no tienen la fortaleza de antes. Hoy, a muchos ciudadanos que no están en la burocracia no les interesa el partido político sino el líder fuerte que surge como defensor de sus intereses económicos, de su patrimonio. Un personaje que no juegue alegremente con su futuro y el país. Veremos.
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El pasado 30 de junio falleció en Cúcuta el señor Eduardo Durán Álvarez, a la edad de 69 años, quien fue concejal de Cúcuta, en nombre del Partido de los trabajadores, sindicato de la Empresas municipales, pensionados y la Comuna 10 –Galán, Alfonso López, etc.-. Lo recuerdo como un concejal serio y estudioso. De igual manera, lamento la partida de Pedro Cuadro Herrera, filólogo y políglota cartagenero, compañero en la Academia de Historia y la Sociedad Bolivariana, quien ayer cayó víctima de un atentado que nos deja aturdidos. Paz en sus tumbas.