Los acontecimientos recientes de la vida nacional y local nos han dejado lecciones y reflexiones que nos obligan a repasar los hechos y revisar las lecciones, para saber si estas fueron aprendidas o si por el contrario ocurrieron y pasaron para convertirse en historia inútil.
Sin que haya pasado la pandemia, por el contrario cuando se registra el mayor número de pacientes en esta nueva oleada de casos, tenemos que preguntarnos si las políticas adoptadas para el manejo de esta situación ha sido las óptimas o cercanas a lo mejor. La cuarentena fue adoptada solo al inició y suspendida cuando los representantes de los sectores económicos presionaron para que se diera la apertura de sus locales. En las siguientes oleadas esta no ha sido una política de las autoridades sanitarias, por el contario fueron ignoradas a pesar del clamor de los médicos y todo el personal de salud comprometido en el manejo de los pacientes, los verdaderos miembros de la primera línea, la cual cobró no pocas vidas valiosas.
El balance hecho por el Dr. Carlos Pérez, médico infectólogo, nos pone a pensar sobre los errores cometidos y merecen un profundo análisis “Fallamos en varios aspectos y uno especialmente preocupante es ignorar a las sociedades científicas, estas son las más calificadas para asesorar y dirigir esta pandemia y así lo hicieron durante mucho tiempo, se convirtieron en la guía ante la incertidumbre, pero el llamado reciente de ciento cuarenta sociedades científicas al gobierno para recomponer el camino ante el colapso del sistema de salud, es una muestra que ya no existe un criterio científico, sino político en las decisiones”
Dicho de otra forma, se prioriza a la producción y la administración de bienes y servicios sobre la salud, son los gremios económicos los que han contribuido de manera preferente a la toma de decisiones y las consecuencias saltan a la vista, hoy con un número creciente de nuevos casos y con una mortalidad diaria que en cifras nos advierte que más de 600 colombianos mueren cada día por Covid-19. Si se mira la proporción de esos decesos por el número de habitantes, superamos ampliamente a cualquier otro país. Así las cosas no lo estamos haciendo bien y el costo en vidas es muy alto e innecesario si hubiéramos hecho las cosas de otra manera.
Los cierres y confinamiento siguen siendo la forma de contener la expansión de la pandemias, así ocurre en Australia, donde pocos casos de una nueva variante ha movido a las autoridades a ordenar nuevos cierres en la ciudad de Sídney. Pero nosotros no podemos hacer eso, la economía informal nos obliga a autorizar la movilización de personas, volver mal llamada la nueva normalidad y atenernos a sus consecuencias, no importa si son funestas.
En el futbol se tiene que acudir al VAR (Video Assistant Referee) o mejor dicho el videoarbitraje para corregir las fallas de quien está dirigiendo un partido y se hace justicia ¿Por qué no acudir a un sistema de revisión de las políticas y conductas a las cuales se ha recurrido hasta hoy? Porque es indudable que tenemos fallas y errores que cuestan vidas. Necesitamos reevaluar y hacer énfasis en la vida y anteponerla a cualquier ganancia de otro tipo. La vida por encima de todo y esa debe ser nuestra prioridad, porque no se trata de un lujo, se trata de un bien que sobrepasa todo y debe ser el máximo de nuestros anhelos.
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