Por estos días las noticias dan cuenta de las interminables filas que deben hacer los conductores cucuteños para poder obtener un poco de gasolina para sus carros. Se alza la voz, se despotrica del Gobierno Nacional, de las autoridades locales, de las estaciones de servicio, de los colados, de los pimpineros, de los contrabandistas, en fin, de todo el que dé papaya. Es necesario buscar un culpable, enfilar baterías contra él y exigirle que responda por tamaño despropósito; tener que hacer fila para poder tanquear.
La culpa siempre será de los demás, cuán difícil es aceptar que somos los cucuteños los causantes del problema, pues en Cúcuta no hay más estaciones de servicio porque sencillamente poco las usamos. La inmensa mayoría prefiere la gasolina de contrabando, creyendo equivocadamente que es mejor que la nacional, cuando todos saben que es gasolina adulterada para hacerla rendir.
En Ocaña hay más del doble de las estaciones de servicio que hay en Cúcuta, para atender a cerca de 100.000 habitantes y en Cúcuta mal contados superamos los 700.000 habitantes; empiece a sacar las conclusiones del déficit de estaciones de servicio en nuestra ciudad. ¿Siendo una necesidad latente, por qué existe tamaño déficit?. Porque cuando la gasolina de Venezuela entra en pimpinas a Cúcuta y su área metropolitana de inmediato los consumidores se olvidan de volver a las estaciones de servicio formales, las que pagan impuestos y generan empleo, prefiriendo consumir la gasolina de contrabando por ser más barata.
El individualismo nos esta afectando seriamente, solo interesa cómo saco provecho y los demás que miren a ver qué hacen. Pero cuando se trata de quejarse ahí si salen a rasgarse las vestiduras exigiendo infraestructura y respuesta a lo que han destruido de manera lenta y sistemática, al no apoyar lo nuestro.
Cúcuta debe romper la mentalidad individualista para salir de la crisis y apostarle a lo nuestro. Muchas empresas hacen ingentes esfuerzos en la región para ser competitivos y no somos capaces de ayudarles. Nuestra empresa de leche, nuestras empresas de arroz, nuestras estaciones de servicio, nuestras propias marcas no son apreciadas por nosotros los cucuteños. Nos olvidamos de la cuota de esfuerzo y sacrifico que las empresas locales han hecho para permanecer en la legalidad y generar empleo por encima de la competencia ilegal del contrabando.
Cada vez que vaya al supermercado, prefiera las marcas locales y dele un empujón de solidaridad a los empresarios locales y a las familias de sus trabajadores, que son los únicos que garantizan la sostenibilidad del modelo de producción de la región.
En Cúcuta hoy no hay gasolina, por haber dejado de consumir lo nuestro. De los 10.500.000 galones de gasolina subsidiada, mucha toca devolverla por que no se consume. Ahora queremos aumento de galones por la escasez, pero apenas llegue la gasolina venezolana, muchos saldrán corriendo a pimpiniar. No podemos seguir dejando abandonados a nuestros empresarios, tengamos conciencia y defendamos lo nuestro.