Desde que las plantas cubrieron la tierra y con ellas llegaron los animales terrestres hace unos 500 millones de años, los seres vivos han estado próximos a la extinción por lo menos durante cinco ocasiones. La última de ellas fue hace 50 - 60 millones de años, cuando todavía no existía el ser humano, cuyos ancestros tomaron la ruta evolutiva hacia el Homo sapiens hace apenas 10 millones de años.
Es posible que la última extinción masiva que ha cautivado la imaginación de niños y adultos, porque terminó con los grandes animales herbívoros, entre ellos los dinosaurios, haya sido causada por el choque de un meteorito con la Tierra en la hoy Península de Yucatán, que levantó una polvareda, ocultó el Sol por años, causó la muerte de las plantas y la de los animales que se alimentaban de ellas.
Estos son fenómenos naturales que están por fuera de la comprensión y de la manipulación del ser humano y que se repiten en forma cíclica cada cierto período, que se mide en millones de años.
Las fuertes lluvias que hemos tenido en esta temporada no son realmente previsibles, aunque pudieran ser manifestaciones del calentamiento global. Su posible causa es una combinación de la mayor evaporación de la superficie marina en el Pacífico, el fenómeno de La Niña que ha enviado nubes cargadas de agua al litoral Pacífico, junto con las tormentas tropicales en el Atlántico, cada vez más frecuentes como en el caso de Eta y Iota que destruyeron en cuestión de días parte de nuestro territorio insular, siguiendo a menos de un mes la tormenta Delta, cuyos vientos ciclónicos en los tres casos causaron estragos en Norte de Santander.
A nivel mundial es muy poco lo que Colombia puede hacer, excepto unirse con otros países para disminuir la producción de gases de efecto invernadero: el CO2 producido por la utilización de residuos fósiles y el metano, subproducto de la ganadería.
Pero a nivel local la situación es otra. Nosotros sí podemos mitigar los efectos de estos fenómenos que están fuera de nuestro control a través de la previsión y políticas de largo alcance. El problema fundamental que debemos superar es la percepción que tiene cada ser humano tanto del peligro, como de su capacidad de olvido, percepciones que juntas en su cerebro le permiten continuar su vida cotidiana sin efectos psicológicos adversos.
Es para armonizar lo que es la percepción individual de peligro y ganancia con el bien común de todos los ciudadanos para lo que existe un Estado, que en el caso colombiano supuestamente es de derecho, en el cual las autoridades pueden tomar decisiones que obliguen a todos los ciudadanos.
Ya Corponor claramente dijo que es indispensable reforestar las riberas de los ríos, particularmente del Río Pamplonita. El construir un acueducto pluvial disminuiría el volumen de agua que después de un aguacero corre por nuestras calles y se deberían negar licencias de construcción tanto para urbanizaciones como para vías que no cumplan con todos los requisitos para evitar presentes y futuros desastres. El Estado se creó también para prevenir; no solamente para administrar el día a día y menos para perderse en peleas bizantinas entre los dos poderes elegidos por los ciudadanos para resolver en conjunto los problemas de la ciudad. Ojalá estas tragedias nos enseñen que debe primar la sensatez y la obligación de trabajar por y para todos y no para satisfacción de un grupo particular.