Dice el adagio popular que la ignorancia es atrevida y en un medio como el nuestro, la ignorancia pasa de atrevida a grosera, pues dada la excasa formación social, hay muchos que pecan por ignorantes.
La Corte Constitucional Colombiana ha manifestado jurisprudencialmente, que “El artículo 44 de la Constitución Política es inequívoco al establecer que los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás, como consecuencia del especial grado de protección que aquellos requieren, dadas sus condiciones de vulnerabilidad e indefensión, y la especial atención con que se debe salvaguardar su proceso de desarrollo y formación”.
Pese a la claridad conceptual de la Corte, hace carrera en nuestro medio el abuso a dicho estado de indefensión de nuestros niños, niñas y adolescentes, pues cualquier adulto se siente con el derecho de reconvenirlos verbalmente, agresiva y groseramente, por algo que según ellos, esten haciendo mal.
Nuestros hijos deben luchar contra la agresión de personas, cuyas frustaciones personales las han vuelto agresivas y descargan su ira y frustración a través de palabras soeces para con ellos, que van desde el lárguese de aquí, como si se tratara de un animal hasta recordarle a su ser mas querido, indilgándole de paso una actividad no cierta.
Que nuestros chicos gocen de derecho preferente, significa como lo ha aceptado el derecho internacionnal, que al menor se le debe otorgar un trato especial que garantice su desarrollo integral y armónico como miembro de la sociedad. Quienes no tienen hijos o los tuvieron y ya se olvidaron de su juventud, no deben menospreciar o maltratar a los hijos de otros, pues ellos son el futuro de nuestra nación.
Colombia ha avanzado en la protección de los derechos de los niños y ha reconocido legislativamente este derecho prevalente, brindándole especial protección con la expedición de un férreo Código de Infancia y Adolencia, a través del cual se protegen sus derechos, como por ejemplo el derecho a la intimidad en su Artículo 33, el cual dispone “Derecho a la intimidad. Los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a la intimidad personal, mediante la protección contra toda injerencia arbitraria o ilegal en su vida privada, la de su familia, domicilio y correspondencia. Así mismo, serán protegidos contra toda conducta, acción o circunstancia que afecte su dignidad”.
Conductas como filmar arbitrariamente a los menores o utlizar grabaciones ilegales como medios de prueba de cualquier tipo, ya vienen siendo judicializadas en nuestro país, evitando con ello temas como la vulneración de los derechos fundamentales. Si queremos ayudar a nuestros niños, niñas o adolencentes, no maltratemos, agredamos o violemos sus derechos, pues el derecho de los niños es prevalente.