Hacía mucho tiempo no se vivía tanta incertidumbre como la que hoy en día se vive en el país.
En estos días en una entrevista que le hiciera Julio Sánchez Cristo al ministro de Hacienda el entrevistador puso el dedo en la llaga con una de sus preguntas, después de que como era de esperarse, el ministro Cárdenas llegó a señalar que las cosas no estaban tan mal, que seguimos siendo una de las mejores economías de América Latina, que va mejor la inflación, que hay inversionistas extranjeros que ven una posibilidad de invertir en el país, además de todas las arandelas y la carreta que usualmente suele decir un ministro de hacienda.
Y vino la pregunta que no esperaba el político: ¿y si las cosas no están tan mal como usted asegura, porqué la gente detesta tanto al gobierno?
Ni siquiera en los momentos en que Tirofijo dejó plantado a Pastrana, y peor aún, con lo del proceso 8.000 de Samper un gobierno había estado con tan bajos niveles de aceptación.
La gente cada vez le cree menos a lo que dice Santos y sus ministros, los empresarios se quejan cada vez más de los altos costos que deben asumir.
Miremos uno de nuestros sectores más representativos como lo es las empresas dedicadas a la arcilla. A Induarcilla están vinculadas hoy en día 24 empresas que entre los años 2.006 a 2.010 alcanzó a generar 6.000 empleos directos.
La crisis de la ciudad comienza a mostrarse cuando ya para el 2.015 esos empleos bajaron a 3.000 y hoy en día ya son 2.300.
Las dificultades más grandes que afrontan las empresas de arcillas están asociadas a la falta de conectividad y al cierre del puente que nos conecta con el Zulia; este último dio lugar al cierre definitivo de unas plantas de producción.
No se necesita ser experto en temas de desarrollo regional para entender que hasta aquí es un problema nuestro, de falta de compromiso de nuestra clase política en cuanto si bien se trata de una obra nacional, su mantenimiento está concesionado a San Simón.
Que a estas alturas de todos los problemas que tenemos por aquí derivados de la situación del vecino país, le sumemos uno producto de nuestra incapacidad, es muy grave.
Aquí todos los días hablamos de las dificultades de Buenaventura, pero de pronto no estamos tan lejos de lo que pasa por allá. La diferencia es que por allá protestan y aquí ya ni siquiera eso.
Y en ese escenario las exigencias del ministerio de trabajo en temas de seguridad y salud cada vez son mayores.
De 122.000 toneladas que se generaban hace algunos años, hoy en día los niveles de producción se aproximan a 54.000 toneladas, que no corresponden ni siquiera al 50% de la capacidad total de utilización de la planta.
Si a ello le agregamos los altos costos de energía eléctrica que pueden llegar a significar un 30% de los costos, nos encontramos con un panorama en la que en definitiva las empresas en Colombia tienen que hacer grandes esfuerzos para competir. Admirable la capacidad de los empresarios de Induarcilla, que en ese escenario lograron participar recientemente en eventos a nivel nacional como Expodiseño y Expoconstrucción en donde mostraron dinámicas en las se percibe incrementos de tecnificación y economías de escala.
El gobierno nacional y la clase política, incluida la concesionaria San Simón deberían actuar de manera inmediata en el puente Mariano Ospina porque está afectando gravemente a nuestra empresas que por obvias razones no pueden transitar hacia Venezuela, y ahora ni siquiera en nuestra región. Si ello sucede, podría entender el señor ministro de Hacienda y el presidente Santos que es el mejor camino para que la gente no los deteste tanto como le preguntaba Sánchez Cristo. Por algo se comienza.