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El Leviatán llamado Estado colombiano
Es una visión lúgubre, oscura, que llevaría a un pesimismo absoluto.
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Viernes, 20 de Julio de 2018

Una de las grandes construcciones argumentativas para entender la justificación del Estado moderno surgió en la Inglaterra del siglo XVII con las tesis desarrolladas por Hobbes en la obra titulada el Leviatán. En honor a la verdad su teoría es muy controversial y fue influida por el contexto de guerra civil que vivía Inglaterra en dicha época, pero pese a ello contiene detalles que podrían servir para entender algunas cuestiones que vive en la actualidad el Estado colombiano.

En efecto, Hobbes parte de una visión pesimista del ser humano, una óptica antropológica donde los individuos son similares en general, con algunas pequeñas diferencias en razón a la fuerza, la estatura, la inteligencia, etc.; lo que implicaba que antes del surgimiento del Leviatán –tomado del relato bíblico- las personas vivían en un estado de guerra permanente, de egoísmo, de afán por imponer la supervivencia y el interés de cada uno por encima de todo.

Es una visión lúgubre, oscura, que llevaría a un pesimismo absoluto la cual no permitiría según el filósofo el desarrollo de la sociedad ni la garantía de ningún derecho. Por ello, los individuos al entender lo que sucede en este escenario apocalíptico como el descrito conciben la necesidad de hacer un pacto político para crear un Dios mortal, un Leviatán, un Estado que va a tener la soberanía para garantizar la paz, la seguridad, etc.; y que incluso estaría por encima de sus creadores.

Sin lugar a dudas es llamativa la visión absolutista de Hobbes. Si bien este Dios mortal llamado Estado es un mal es uno de aquellos males considerados necesarios. Tan es así que no existe posibilidades de discrepancias respecto a las actuaciones futuras que pueda llegar a realizar este Soberano. Si cumple con las funciones primordiales como son el mantenimiento de la seguridad y la paz, jamás podría haber posibilidades de rebelión o desobediencia civil contra este.

Todo lo anterior se puede relacionar en algunos aspectos a la realidad actual de Colombia. Una sociedad que de manera permanente se reinventa, se organiza para que vayan surgiendo pactos políticos que incluyen nuevos actores, pero aun así el Estado no logra garantizar los mínimos de vida, seguridad y paz.

En ese sentido, la situación de muchos líderes sociales en distintas regiones del país que vienen siendo asesinados de manera sistemática, con patrones ideológicos comunes como son la defensa de sus derechos humanos fundamentales al acceso a la tierra, al desarrollo rural, al reconocimiento a la calidad de víctimas del conflicto armado; es lo más parecido al estado de guerra inicial relatado por Hobbes.

¿Tendrá alguna injerencia el Estado por acción u omisión frente a esta cruel realidad de ineficiencia en la protección de estas personas? Más de 300 líderes sociales asesinados en los últimos años, la mayoría empoderados por las condiciones celebradas en el más reciente pacto político hecho por nuestra sociedad en el acuerdo de paz con las Farc, el cual ha traído expectativas de cambio, de nuevos derechos y lo más importante de reformas pendientes como sería la agraria integral.

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