El pasaporte para los colombianos ha sido motivo de muchos inconvenientes en varios países, su color particular alerta a las autoridades migratorias por nuestros antecedentes de país productor de cocaína y otras sustancias prohibidas.
Ahora se está imponiendo otro pasaporte, el sanitario. Este permite a quien lo porte ingresar a sitios donde pueda haber riesgo de contagio con el virus de la pandemia de Covid-19. Pero no ha sido fácil implementar la medida porque en países como Francia que se adelantaron a los demás se sabe que, “los científicos estiman que presentar un certificado de vacunación, un test negativo o una prueba de haber superado la enfermedad para poder ingresar a bares, restaurantes, centros comerciales o trenes, respeta el equilibrio entre las libertades públicas y la protección de la salud”
Ese es el punto de discusión, la libertad de las personas a escoger si se aplican la vacuna y la salvaguarda de la salud de todos. Exhibir este pasaporte es una obligación, es ahí donde muchos manifiestan su desacuerdo, pero se sabe que allí las manifestaciones de rechazo son una constante ante toda decisión del gobierno. Por ahora están exentos de la mediada en el país galo los jóvenes entre los 12 y 17 años.
En Italia, donde se presenta la cuarta ola de contagios, en su mayoría causados por la variante delta del virus y sin que se haya podido completar la vacunación, el gobierno aprobó el “certificado verde” obligatorio para tener acceso a una amplia variedad de servicios. Es un requisito para profesores y personal no docente vinculado a la educación. Quien no presente este certificado será apartado por “ausencia injustificada” si se repite esta situación cinco veces se pierde la relación de trabajo, la medida también se está aplicando con rigor en el sector de la salud. Y allí se discute la obligatoriedad de la vacunación y el pasaporte.
Para la fecha en Nueva York el 66% de su población está vacunada, pero enfrenta un aumento rápido de casos y no han sido suficientes los incentivos ofrecidos por el gobierno para quienes se vacunen. Esto obliga a la implementación del “Key to NYC pass” que entrará en vigencia a partir de septiembre.
Estos son ejemplos de la preocupación por parte de los gobiernos para adoptar medidas con la intención de frenar el avance del virus y el surgimiento de nuevas oleadas sobre todo con las nuevas variantes que tienen una mayor capacidad de pasar de persona a persona. Está probado de forma suficiente que las vacunas previenen las formas graves de la enfermedad y la mortalidad, pero no queriendo algunos la inmunización voluntaria y pensando en el bien general es que se han adoptado esas medidas de tipo obligatorio.
Las vacunas obligatorias no es una novedad. Desde hace muchos años algunos países exigen para el ingreso a su territorio mostrar certificados de vacunación, la fiebre amarilla en un buen ejemplo de eso. Por ahora entre nosotros la vacunación avanza a buen ritmo y no se atisba la implementación de medidas obligatorias, pero seguramente si se hacen necesarias, serán bienvenidas. Estamos en un momento crítico en el que todos debemos aportar y esta es una situación en la cual el bien general prima y se impone al gusto particular.