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El ocaso de dos grandes
Después de jugar apenas unos minutos, James salió de la cancha con la cabeza agachada y sin explicar. 
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Sábado, 30 de Junio de 2018

Los torneos mundiales de fútbol nos permiten conocer las nuevas figuras de este deporte y, penosamente, observar el ocaso de algunos de los grandes jugadores.

El Mundial de Rusia este año no es una excepción en este aspecto. Estamos pudiendo seguir el comienzo de una carrera internacional muy prometedora del fantástico jugador del Cauca, Yerri Mina, y la de otro, más lejano, que está jugando en el equipo francés, Mbappé.

Lamentablemente, también estamos viendo el final de la carrera internacional del gran jugador Lionel Messi y de la Selección Argentina, que acaba de ser eliminada, luego de su derrota frente a Francia.

Pero lo que duele más es que quizás, también estamos viendo el ocaso de lo que hasta ahora era una carrera muy prometedora de nuestro jugador James Rodríguez.

¿Qué le pasa a James? Ayer, cuando se lo preguntaron a Pekerman, no supo responder. Después de jugar apenas unos minutos, James salió de la cancha con la cabeza agachada y sin explicar. Hoy nos enteramos que está sufriendo de “fatiga muscular”, esta vez en la pierna derecha. Antes había dejado de jugar y de entrenar porque esta dolencia le estaba afectando la pierna izquierda.

Hoy no entrenó con sus compañeros previo el exigente encuentro con Inglaterra. La prensa se pregunta si, finalmente, jugará ese partido. Y la verdad es que James le hace falta al equipo colombiano. Pero un James saludable y que pueda jugar los partidos completos.

Qué contraste con el James del Mundial del 2014, que dejó con la boca abierta a los espectadores de todo el mundo, con sus increíbles pases y, sobre todo, con sus goles. Uno de ellos fue considerado el mejor gol de ese Mundial, lo que contribuyó a que la FIFA le concediera el premio del Botín de Oro del torneo. También a que fuera seleccionado por esa organización como parte del llamado Equipo de Ensueño, así como del Equipo de todas las Estrellas.

En ese entonces, la alegría de James era pegajosa: fue el creador de la moda de celebrar los goles bailando ritmos tropicales. 

No sé si el jugador colombiano ha cambiado fundamentalmente su estilo de vida y se ha dedicado a la parranda y a la buena vida. Sus continuas dolencias lo dejan a uno con la sospecha de que algo semejante puede estar pasando. Trae a la mente la experiencia del campeón de golf norteamericano, Tiger Woods, quien tuvo gran éxito muy joven. El éxito en el deporte le significó millones de dólares en premios y en patrocinios, verse rodeado de mujeres y la tentación por el alcohol y la vida fácil. La carrera de Tiger se vino abajo, y sólo ahora, después de reformar su vida desordenada, está comenzando a recuperar, parcialmente, sus éxitos deportivos.

El deporte requiere de una enorme disciplina. Y el fútbol es uno de los deportes físicamente más exigentes. 

Por fortuna, el equipo colombiano no está eliminado y tendrá oportunidad de volver a jugar y de seguir jugando si le gana a Inglaterra. Ojalá que James se recupere y pueda participar, para demostrar en este Mundial de Rusia las calidades sobresalientes que le conocimos como jugador en el 2014, y que luego ha exhibido en el Bayern de Múnich.

El caso de Lionel Messi es distinto: ya se sabía que el equipo argentino estaba en muy mala forma para llegar al Mundial. No lograba su unidad y su equilibrio. Su técnico se ha caracterizado por decisiones equivocadas y por su estilo arrogante. Tanto que los jugadores tuvieron que promover una reunión especial para hacerle observaciones y llamarlo al orden. A pesar de lo anterior, ya era tarde. Los buenos jugadores con que cuenta argentina no han logrado coordinarse adecuadamente y dar lo mejor de sí. Se sabe que Messi, para estar en su punto más alto de juego, requiere del apoyo de su equipo.

La cara de Messi y de sus compañeros, al final del torneo frente a Inglaterra, y saber que quedaban eliminados, era de inmensa tristeza. Quizás este sea su última Copa Mundial, y no pudo coronar con el triunfo.

El diario La Nación de Buenos Aires consideró que esta había sido la peor actuación del equipo desde 2002. En un gran titular señaló: “Entre la pena y lo obvio: Con Messi o sin él, se impone una nueva era”.

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