Peter Pan es un personaje ficticio creado por el escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro en 1904 en Londres, llamada Peter Pan y Wendy. Este niño que nunca crece, tiene diez años y odia el mundo de los adulto, vive en el país de Nunca Jamás, una lejana y exótica isla donde los niños no crecen y viven sin ninguna regla ni responsabilidad, pasando así la mayor parte del tiempo divirtiéndose y viviendo aventuras.
Dicen que la realidad supera la ficción y estoy casi seguro que es verdad, pues uno no se explica, como en medio de semejante crisis humanitaria en nuestra ciudad la gente siga creyendo que no pasa nada. Los casos por Covid19 son innumerables y hoy cada persona conoce de manera cercana a dos o tres personas contagiadas e incuso a alguna fallecida. Sin embargo la gente sigue irrespetando las medidas gubernamentales tendientes a mitigar la expansión del virus y sus funestas consecuencias, con aglomeraciones en sitios públicos, sin tener en cuenta las medidas mínimas de bioseguridad e irrespetando los días asignados para diligencias personales y demás.
Pareciera que el toque de queda no existe, se ven pasar carros, motos y demás vehículos, sin contar ciclistas y deportistas de ocasión, definitivamente no hay respeto por la autoridad y lo que es peor, por la dignidad humana. Como si esto no fuera poco las EPS no quieren atender a las personas afectadas y las envían su casa esperar que se agrave para atenderlas. La capacidad instalada no da abasto para atender la toma de muestras y como si esto no fuera suficiente, una irresponsable empresa transportadora no entrega los reactivos para poder agilizar los resultados de las al parecer, ya más de 5000 pruebas represadas. Definitivamente estamos en el país de Nunca Jamás.
Pareciera que el toque de queda a las cuatro de la tarde, fuera el campanazo para disfrutar de unas pequeñas vacaciones laborales donde la gente aprovecha para salir y hacer lo que le provoca, paseos en familia, deporte al aire libre y mientras tanto los hospitales y clínicas atestadas de personas queriendo ser atendidas. Si no tomamos conciencia y nos guardamos, el pico previsto para el mes de Agosto dejara consecuencias aterradores.
Todo irresponsable que sale a la calle, sin necesidad, se convierte en un agente propagador del virus y un potencial arma biológica que puede descargar el virus en sus vecinos y seres queridos. Esto no es un juego, debemos cuidarnos y cuidar a los demás. No podemos permitir que la falta de conciencia y sentido común acabe con la vida de otros.
Necesitamos cultura ciudadana, que no son cebras en a calle ni mimos, sino un claro respeto por las normas y un solido código de principios éticos, pues tan solo bajo la cultura de la legalidad y el respeto a los fundamentos morales podremos salir a delante en medio de esta crisis y empezar a construir una sociedad moderna y desarrollada, para no seguir vivimos en el país de Nunca Jamás.