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“Esta guerra nunca debió darse”
Los colombianos no podemos seguir patrocinando odios sempiternos, que han segado la vida de tantas personas en nuestro país. 
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Viernes, 16 de Agosto de 2019

Con un abrazo, lágrimas en los ojos, y la lapidaria frase “esta guerra nunca debió darse”, concluyó el evento “Hablemos de Verdad en Cúcuta”. Que además de reveladoras declaraciones, dejó entrever lo que muchos sabemos, que la guerra sólo deja víctimas y pérdidas irreparables. Los Colombianos no podemos seguir patrocinando odios sempiternos, que han segado la vida de tantas personas en nuestro país.  

Es hora que todos levantemos la bandera del perdón y los valores, donde el respeto a la vida sea el eje fundamental de nuestra sociedad. Los periódicos están inundados de noticias que dan cuenta de las personas que mueren a diario, por riñas, por robos, por celos; por cualquier motivo le quitan la vida a las personas. Somos una sociedad inculta por naturaleza, pues no sabemos respetar las reglas de juego y no sabemos convivir pacíficamente, lo cual, asociado a nuestra naturaleza violenta, se constituye en una mezcla explosiva que deja cada día más familias en luto.

La violencia es una clara expresión de la incapacidad de discutir con argumentos, donde la fuerza se impone sobre la razón. Sólo cuando los Colombianos respetemos los criterios, el pensamiento y la vida de los demás podremos vivir de manera armónica en nuestro país. Para ello es necesario desarmar nuestros corazones y así brindar oportunidad a las nuevas generaciones. No es justo que después de segarle la vida a cientos de personas, la conclusión triste y dolorosa  sea, esto nunca debió pasar.

El mea culpa, y el arrepentimiento deben tenerse de manera rápida y sincera para evitar el avance de la violencia, y no como sucedió en nuestra región con este tipo de prácticas desdeñables desde todo punto de vista. Ojalá éste sea el último espejo de guerra en que nos reflejemos, y podamos empezar a construir una sociedad diferente que le dé nueva esperanza a nuestros jóvenes, a nuestra ciudad y a nuestro país.

Sentémonos a construir juntos la nueva historia de Cúcuta, Norte de Santander y Colombia, dejando de lado intereses personales y permitiendo que el perdón y la reconciliación, restauren todos los sectores de la sociedad y tengamos la posibilidad de un futuro mejor. No repitamos la historia, escribamos un nuevo capítulo donde quepamos todos.

En Cúcuta los buenos somos más, y tenemos que hacernos sentir, juntar las manos y evitar a toda costa que episodios sangrientos como los vividos se repitan. Debemos evitar que la corrupción siga creciendo y dilapide la inversión social. Necesitamos creer que es posible y que podemos construir un futuro mejor. Nuestras familias, nuestros hijos, nuestra sociedad reclama a gritos un cambio que devuelva la esperanza perdida y sólo uniéndonos lo podremos lograr, y entonces no tener que repetir en unos cuantos años la triste frase: “Esta guerra nunca debió darse”.

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