Es normal en todos los círculos sociales escuchar a las personas hablar de crisis, pero desafortunadamente solo enfocada desde la perspectiva del tema económico, el cual es importante, pero no es el único tema que debe ser solucionado. Estamos atravesando una crisis social sin precedente, la cual se agudiza con el paso del tiempo.
El brote de aftosa que empezamos a presentar, es tan solo un pequeño síntoma de la gran enfermedad en la que estamos inmersos, pero nos hemos hecho los de la vista gorda, porque con todo los males seguimos viviendo. No se necesitan estudios a profundidad para establecer lo que ya todos podemos observar de manera directa con tan solo pasear por la ciudad.
Cuando los colombianos migraron a Venezuela, lo hicieron pensando en un mejor futuro producto del diferencial cambiario, pero en Colombia no existía una crisis humanitaria. Hoy nosotros estamos recibiendo a hombre y mujeres que deciden venir a Colombia, para no morir de hambre en Venezuela. Muchos no quieren estar acá, pero la necesidad les obliga.
Estamos colapsados y sin ningún plan de contingencia que nos permita afrontar la situación caótica en la que nos encontramos. No se trata de un tema solo de migración, eso es lo menos relevante, si se tiene en cuenta que como en un desastre natural, la avalancha humana que usted trate de frenar en los puentes, se desbordará por las trochas, por las cuales no solo pasan seres humanos, sino todo tipo de contrabando.
Filas interminables en centros comerciales para cobrar giros, personas arrastrando maletas por toda la ciudad, barrios enteros de invasión, semáforos llenos de informales, inseguridad, carros con placa venezolana en aumento y todo ello con la frontera con paso restringido. Todas estas circunstancias conducen a una violencia social que se desata al mas mínimo estimulo. Vivimos a la expectativa de cual será el desenlace fatal de esta difícil situación.
No es suficiente anunciar la agudización de políticas migratorias las cuales hace rato dejaron de ser suficientes, porque el tema no es solo restrictivo. Migración Colombia hace lo que le corresponde. El problema es que cuando la motivación de las personas es el hambre, ningún tipo de medida persuasiva o restrictiva los detiene.
Necesitamos menos visitas de funcionarios del orden nacional y mas soluciones. El tema no es solo de Cancillería o Migración Colombia. Norte de Santander amerita un CONPES social que garantice inversión en la región, necesitamos generación de empleo sostenible y no de subsidios disfrazados, necesitamos infraestructura de producción que potencialice los recursos que tenemos, necesitamos menos fotos en los puentes y mas presencia con inversión social en los barrios de invasión.
El desastre antrópico que estamos padeciendo requiere de un protocolo de atención, como lo tiene una tragedia natural, porque colapsamos hace rato.