Hacer un diagnóstico situacional es muy sencillo, en especial si solo se observan las cosas malas que se hicieron o sucedieron y desde esa perspectiva convertirse en un pronosticador de fracaso. En gran medida todos lo hemos hecho a veces sin darnos cuenta de ello, volviéndonos parte del problema y no de la solución. Sentarse en una esquina a criticar es muy sencillo, pero pararse en el centro y tomar la decisión de hacer algo diferente cuesta.
Estoy convencido de que llegó la hora de levantarnos unidos a construir de manera conjunta la región que queremos. No es la tarea de un gobernante de turno, es la tarea de todos aquellos que sienten que como vamos, no vamos bien. No se trata de vencedores y vencidos, de grupos políticos o de ideologías, se trata de sentido común, que muchas veces es el menos común de los sentidos.
Necesitamos cambiar el lenguaje de nuestra boca, entendiendo que lo que dices recibes. Si solo hablamos de fracasos, crisis, corrupción, pobreza, sólo eso recibiremos y veremos. Nuestro debate público, nuestra energía y nuestra boca debe confesar lo que queremos ver, en consecuencia debemos discutir sobre desarrollo, progreso, proyección y sobre todo, cómo podemos hacerlo realidad.
Partamos de una sola premisa, nos hemos equivocado, no sigamos ahondando en ello, hagamos un alto en el camino y corrijamos lo que sea necesario corregir. Cúcuta es una ciudad que debe ir a más, no puede quedarse rumiando su desdicha. La gente pujante y trabajadora debe unirse para construir juntos el sueño colectivo de ciudad, hay muchas cosas por hacer y sobretodo muchas por lograr.
El año nuevo tiene la capacidad resiliente de ofrecer a los seres humanos la oportunidad de un nuevo comienzo, de retomar el rumbo, de inspirar un nuevo propósito; es el momento perfecto para pensar que podemos empezar a transformar la realidad. Tomemos la oportunidad que nos brinda la vida, para hacer de Cúcuta la ciudad de la Esperanza. No podemos mezquinamente creer que se trata de nuestro bienestar, se trata de la ciudad que le dejaremos a nuestras futuras generaciones. Sueño con una ciudad que avanza y en la que mi hija podrá desarrollarse profesionalmente y no como sucede en muchos municipios de nuestro país, en los que los jóvenes salen de sus casas antes de los 18 años y no pueden regresar, por falta de oportunidades.
Sueño con una ciudad renovada urbanísticamente, sueño con una ciudad de oportunidades, sueño con una ciudad de la que todos nos sintamos orgullosos, ya no seremos nosotros los que vayamos de visita, vendrán a nuestra ciudad porque tiene muchas cosas que ofrecer, creo que Cúcuta es Más.
Por ello amigo lector, unamos esfuerzos, construyamos juntos y no hagamos eco a los cantos de sirena apocalípticos, hasta hoy el Señor nos ha guardado y seguirá siendo así. Apreciado lector, mi único y més ferviente deseo es que tengas un Feliz Año Nuevo.