Amigos, fracasó la descentralización. Me voy por los lados de la Guajira, y ustedes ya saben cómo es la historia. De ahí, tomo un avión al Casanare, al Vichada, al Vaupés, y la cosa no mejora.
De alcaldes, ni se diga. Según la revista Semana, la cosa es así: Guamal, Meta; Sierra, Cauca; Curumaní, Cesar; Toguí, y Sáchica, Sativasur Boyacá; Milán, Cauca. Unguía, Chocó; Palestina, Caldas, Mesetas, Meta; Arroyohondo, Bolívar; Fredonia, Antioquia; Plato, Magdalena; San Andrés de Sotavento, Córdoba; Sabanas de San Ángel, Magdalena. Timbiquí, Cauca.
Los anteriores municipios son los lugares donde los alcaldes no duraron un año. Ni siquiera seis meses: Se eligieron a los corruptos, a los que estaban inhabilitados, a los de aquí y a los de allá.
El problema, el verdadero lío, es que es responsabilidad de la descentralización, figura hija de la Constitución del 91.
Antes, quizá algunos lectores se acuerden, los gobernadores los nombraba el Presidente de la República, y estos, a su vez, nombraban a los alcaldes. Luego de la Constitución, la cosa cambió, y cada departamento o municipio puede elegir su mandatario.
Así como ha habido brillantes alcaldes, y formidables gobernadores, también se cuentan, y por centenas, los que duran unos mesecitos, mientras cuadran la caja, dejan el contrato del hospital listo y amarrado, ponen la amiga en el tal cargo, y ¡zás!, ya no les importa la inhabilidad. Ya cuadraron caja, y se pueden ir.
Me atrevo a lanzar una propuesta, que tengo la absoluta certeza de nunca será oída, ni puesta en marcha: Si a una entidad territorial le suspenden o capturan su mandatario, llámese alcalde o gobernador, el Gobierno Nacional podrá suspender las elecciones y nombrarlo. Si tal vacancia sucede a menos de 6 meses de terminar el periodo para el cual fue electo, el departamento o municipio perderá la posibilidad de tener elecciones, y, nuevamente, el mandatario será puesto por el Presidente.
Sé que es volver al pasado, pero ¿Y qué? Es mejor volver a este pasado, que tener que ver historia de cómo algunos departamentos han tenido más una docena de mandatarios en menos de una década.
Basta con oír las entrevistas que ha otorgado el Gobernador encargado de la Guajira, para constatar que si no es desde Bogotá, y con la ayuda del nivel central, esos departamentos están llamados al naufragio.
No fracasó la idea de descentralización, pero sí fracasó su insumo esencial, que es el electorado educado, que sabe distinguir entre un buen y un mal candidato; en especial, sabe distinguir entre aquel que tiene un pie en la cárcel.