Colombia celebró 213 años de independencia este 20 de julio. Así como con otras naciones de América, nuestro país logró su emancipación del yugo español en 1810, aunque el proceso de liberación comenzó desde finales del siglo XVIII, con la Revolución de los Comuneros y culminó con la separación de las regiones que formaban la llamada Nueva Granada y que estaban sometidas al régimen déspota de virreyes y coronas, tal como muchos de los que hoy nos amenazan en la democracia reciente.
Pasaron poco más de 300 añosdesde el descubrimiento del continente, para que la región denominada hoy Colombia reclamara su independencia del reinado español, cuya influencia hegemónica comenzaba a languidecer en buena parte del territorio americano. De forma convencional se tiene a la histórica Batalla de Boyacá, el enfrentamiento tras 78 días de campaña militar emprendida desde Venezuela por el libertador Simón Bolívar y finalizada por Francisco de Paula Santander, hijo de nuestro hermoso valle, como el evento que fulminó el poder del Virreinato del Nueva Granada, en 1819.
La segunda estrofa de nuestro himno nacional explícitamente dice: “¡Independencia! grita, el mundo americano; se baña en sangre de héroes, la tierra de Colón. Pero este gran principio: «El rey no es soberano», resuena, y los que sufren bendicen su pasión”. Estas palabras hoy nos llevan a la reflexión en medio de la turbulencia que atravesamos por estos tiempos republicanos.Clamamos respeto por nuestra institucionalidad, por nuestras fuerzas armadas, por la decencia y el decoro de la investidura de los dignatarios que rigen los destinos de la Nación. La historia no puede ser utilizada en contra de los principios fundacionales de la patria grande, al contrario, traerlas hoy a colación nos compromete a defender el juramento de mantener la independencia y respetar la democracia que tanto nos costó.
Cuando Simón Bolívarrealizó el juramento de la Constitución de Colombiapronunció palabras visionarias que hoy debemos escuchar: “Un hombre como yo es un ciudadano peligroso en un Gobierno popular: es una amenaza inmediata a la soberanía nacional. Yo quiero ser ciudadano para ser libre, y para que todos lo sean. Prefiero el título de ciudadano al de libertador, porqueéste emana de la guerra, aquel emana de las leyes. Cambiadme, señor, todos mis dictados por el de buen ciudadano".
De la misma manera, en la Carta de Jamaica fechada el 6 de septiembre de 1815 pronuncia: “Los Estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de ella; luego un pueblo es esclavo, cuando los sucesos no están asegurados, cuando el Estado es débil, y cuando las empresas son remotas, todos los hombres vacilan; las opiniones se dividen, las pasiones las agitan y los enemigos las animan para triunfar por este fácil medio”.
Colombia, en medio de la conmemoración de independencia, debe volver a las fuentes, reconocer que a pesar de los defectos de la naturaleza humana y jurídica hemos mantenido el rumbo de la democracia hoy amenazada por la manipulación de las masas y la discursiva que distorsiona la historia y la realidad. Los que llevamos con orgullo el legado de la patria de “ciudadanos” debemos dar lo mejor de cada uno, defender con toda nuestra fuerza el legado de los próceres que nos demostraron que era posible y evidente la felicidad de los pueblos sin el yugo de la ideología.