El jueves de la semana que pasó, cuando el reloj marcaba las seis de la tarde, en la Diagonal Santander, más exactamente sobre el Puente Elías M. Soto, se registró un gigantesco trancón que desbordó la capacidad de sus carriles dado que la movilidad prácticamente se infartó por varios minutos.
En ese instante, una camioneta perteneciente a la Policía Nacional, activó su sirena y poco a poco se abrió paso para avanzar en medio de conductores, muchos de ellos desesperados por las altas temperaturas, que desconocían el motivo de su retraso en la interminable fila. Luego de varios minutos, se pudo conocer la causa del trancón: un inmenso camión varado sobre uno de los dos carriles de la vía, frente a la entrada principal del almacén Éxito.
El conductor del vehículo varado, instaló un diminuto cono, de aquellos que utilizan los niños cuando están aprendiendo a patinar, el cual no advertía el bloqueo de un carril y por supuesto que no faltaron los acalorados conductores que tratando de avanzar, hacían sonar sus bocinas acompañadas de palabras de alto calibre, como quiera que la mezcla entre la alta temperatura atmosférica, el cansancio de la jornada laboral y la “frescura” del conductor del camión, generaron momentos de tensión en el sitio, aclarando que lo narrado, sucedía a escasos cien metros del Comando de Policía Metropolitana.
Al respecto, es preciso comentar que todos los ciudadanos, esperamos de nuestra querida institución apoyo y ejemplo permanente, toda vez que su misión reza: “El fin primordial de la Policía Nacional es el mantenimiento de la convivencia como condición necesaria, para el ejercicio de los derechos y libertades públicas y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz fundamentada en el código de ética policial”. Es ese mismo código el que plasma en uno de sus apartes: “…Llevaré una vida irreprochable como ejemplo para todos…”
Así las cosas, no es justo con la ciudadanía que una patrulla policial se enteró de primera mano sobre lo sucedido porque no solo pudo observar la causa del atasco de la movilidad, sino que pasó de largo sin importar lo que su indiferencia estaba generando, puesto que saltó a la vista que no solo en este caso sino en muchos otros, los uniformados son alérgicos a cumplir el código de ética que supuestamente deben cumplir.
Podríamos hacernos muchas preguntas, pero considero que aparecen algunas especiales como por ejemplo: ¿Con qué propósito el cuerpo policial activa una sirena en sus unidades móviles? ¿Cuál es el horario de trabajo o disponibilidad de los policiales? ¿Consideran los uniformados que en esos casos no pueden actuar con base en el Código de Tránsito? ¿Puede un conductor bloquear un carril de una arteria principal por tiempo indefinido? ¿Considera su comandante que la conducta adoptada por sus subalternos no es reprochable? ¿No le parece extraño al personal que presta servicio de vigilancia en el Comando, que un camión con placas de un organismo de tránsito lejano, bloquee un carril de una arteria principal, debajo de un puente muy cerca de las oficinas principales de la institución? ¿Dejan de operar los sistemas de comunicación de la Policía, aun cuando a pocos metros funciona la sede de la Policía de Carreteras que perfectamente pudo atender un problema de este tipo?
Serían muchas preguntas más, pero a mi criterio existió una evidente indiferencia policial en este caso, y eso no debe seguir sucediendo.