Por estos días la prensa nacional y regional publica noticias desconsoladoras sobre la inseguridad que reina en el país y es difícil determinar si es política de la nueva administración nacional o es que las cosas no le están saliendo como desea. Desde las distintas formaciones políticas y programas de análisis político en los medios de comunicación nacional se vaticinan unas cosas y se dan por sentadas otras.
Por ejemplo, en una entrevista a un medio nacional el presidente César Gaviria Trujillo manifiesta que no le entiende a Petro “la política de orden público y la paz total, no se la entiendo porque está creciendo la inseguridad a una velocidad impresionante”. El expresidente Andrés Pastrana Arango dice que “en Colombia estamos viviendo inseguridad porque el presidente tiene maniatadas las fuerzas armadas y de policía y por eso estamos viendo la criminalidad creciente”·
En el conversatorio denominado Diálogo entre amigos, de Mauricio Cárdenas Santa María y Mauricio Reina, con opiniones especializadas, coinciden en que “El clima de opinión alrededor de la inseguridad se va a seguir deteriorando, porque como está planteada la paz total le deja espacio totalmente libre a unos actores al margen de la ley para que consoliden su poder regional”. Si las cosas son así, el remate de la entrevista a César Gaviria, jefe del Partido Liberal, es contundente: “Yo creo que ese será el tema principal de la campaña que viene”. Ya estamos advertidos, el tema principal para las elecciones del 29 de octubre, la de autoridades locales, es la inseguridad. Eso es lo que se vaticina.
Lo que se da por sentado. Que el presidente de la República con su política de paz y libertad total, que mencioné en el párrafo anterior, le está haciendo la campaña a los partidos políticos y dirigentes que tienen como bandera reducir la violencia e inseguridad a su mínima expresión, dentro del estricto marco de la ley, y llevarla a todas las regiones o municipios de Colombia. Hace algunas décadas el cantante vallenato Jorge Oñate interpretó una canción premonitoria, autoría de Gustavo Gutiérrez, titulada “Que la violencia no llegue”, donde el coro es más completo: “Que la violencia no nos llegue al Valle”. Y ya sabemos con qué ímpetu llegó la violencia al Valle, es decir, a la “Ciudad de los Santos Reyes de Valle del cacique Upar”. No es justo que esa violencia regrese al Valle ni a ninguna otra región de Colombia, porque, como dice la misma canción que hoy vuelvo a escuchar con sentimiento después de tantos años, esperamos “Que el amigo sea noble y sincero, no más sangre, miseria y dolor”.
Para completar el panorama que tiene erizados a los colombianos, el mismo presidente de la República, el 1 de Mayo, en la conmemoración del movimiento obrero mundial, desde el balcón de la Casa de Nariño, que da a la Plaza de Armas, se le olvidó que ya no es candidato presidencial sino el gobernante de los colombianos y llama a movilizarse y hacer la revolución si no se aprueban las “reformas” presentadas en el Congreso de la República.
Valdría la pena saber, ¿cómo resolverá el presidente de la Republica el conflicto que él mismo se plantea en el sentido de patrocinar una revolución, violenta por supuesto, y el deber constitucional que tiene de “Conservar en todo el territorio el orden público y restablecerlo donde fuere turbado?