Decir que la educación y el empleo son importantes para el desarrollo, es un perogrullo y una afirmación “políticamente correcta” para el beneplácito de discursos conservadores, progresistas o de cualquier variopinta política e ideológica. Pero son los resultados los que expresan que tan comprometida esta una sociedad (y por ende sus líderes y ciudadanos) para lograr un mejor bienestar y además la posibilidad de incluir a los que tienen menores oportunidades.
Dados esos desafíos se presentó en la Universidad Libre, un estudio realizado por la Fundación Corona, la Red de ciudades Cómo Vamos y con el apoyo del programa Cúcuta Cómo Vamos, que contó con la participación de varios actores importantes del territorio. El objetivo del trabajo era conocer el estado de la Educación orientada al Empleo (EOE) en la Red de Ciudades Cómo Vamos (RCCV), especialmente la educación para la formación técnica, tecnológica, y el desarrollo humano (ETDH). Los resultados para la ciudad fueron preocupantes comparada con sus pares de la red Cómo Vamos.
Un primer indicador para aproximarse al logro educativo de la población entre 18 y 24 años, son los años promedio de escolaridad total y por quintiles de ingreso de hogar para el año 2017. En Cúcuta los años promedio de escolaridad del quintil con menores ingresos (el más pobre) son 9,7, los del quintil con mayores ingresos son 12,6. Lo que evidencia que el número promedio de años de escolaridad aumenta con el nivel de ingreso de los jóvenes (una brecha de 2,9). los jóvenes de la ciudad con menores ingresos entran en condiciones desiguales, con sus pares de mayores ingresos, lo que afectará sus posibilidades no solo de engancharse laboralmente en mejores condiciones, sino en la realización exitosa de sus proyectos de vida.
Sin duda los jóvenes se enfrentan a un terreno hostil en la ciudad, por ejemplo en el 2017 Cúcuta ostenta una de las tasa desempleo juvenil más altas del país (19,6%), por otro lado, aquellos que logran terminar una carrera universitaria entran hacer parte de ese “ejercito de reserva” en el mercado laboral, la tasa de desempleo para profesionales es del 11,9%, y según nivel educativo alcanzado, las ciudades con el menor porcentaje de población bachiller o con educación superior fueron Cúcuta (52,6%) y Pereira (59,6%). Temas claves como la desigualdad, la movilidad social y la pobreza son realmente un reto titánico para el territorio dada estas cifras.
La Ciudad también presenta el porcentaje más bajo de población con formación técnica y tecnológica T&T (7%), también la de menor ocupación con esta formación y la tasa de informalidad más alta con (44,4%). Por el lado de los Ingresos mensuales según nivel educativo en T&T (25-64 años) el ingreso promedio es de 1,3 smlv, aunque interesante, comparada con sus pares de la Red Cómo Vamos se ubica entre los último tres puestos.
Uno de cada cuatro jóvenes entre 18 y 24 años ni trabajan, ni estudian (26%) representan un problema en términos de ingresos, productividad y también aspectos sociales que limitan la reducción de las desigualdades, que además en materia de género es aún más preocupante, porque para las mujeres el porcentaje es mayor. Esta preocupación de equidad de género se refleja en las brechas entre hombres y mujeres con educación en T&T que para el caso de Cúcuta para el año 2017 es del 7%. Por el lado de las brechas salarial entre hombres y mujeres con formación T&T en la Ciudad de Cúcuta fue de 29,9% ubicándose en el cuarto lugar.
Una forma de medir el calibre aspiracional de una sociedad, sus líderes y ciudadanos, es saber que tan comprometidos están con la educación (cobertura, calidad y pertinencia) y el empleo (inclusión, calidad, oportunidades y productividad), y en especial con sus jóvenes, hombres y mujeres que merecen un mejor destino y no un contexto de incertidumbre y desasosiego, Cúcuta merece una realidad diferente.