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La paz, un derecho prioritario
Son diez guerras civiles, además de otros conflictos de diversa intensidad.
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Sábado, 12 de Mayo de 2018

El reconocimiento de la paz como derecho fundamental debiera ser una causa asumida sin reserva alguna por todos los colombianos. 

Porque se trata no solamente de la defensa de la vida contra todo tipo de violencia sino también de la protección del desarrollo integral de la existencia humana.

La nación, en el curso de su historia, desde la llegada de los españoles en plan de conquista en el siglo XV, ha sufrido desgarradoras confrontaciones armadas. 

Son diez guerras civiles, además de otros conflictos de diversa intensidad, el último de los cuales lleva más de 50 años y todavía no termina.

El saldo trágico de esas violencias en el país es la acumulación de víctimas, que son, muertos, mutilados, desplazados, secuestrados, presos, arruinados, alienados, exilados, amenazados, además de otras situaciones traumáticas. 

Es la postración, el miedo, el odio, la beligerancia criminal. 

Es un laberinto de incertidumbres, de frustraciones, de impotencia. Es la caída en la oscuridad donde se anulan las posibilidades de ser. Es la atrocidad en dimensiones devastadoras.

Por eso, haber encontrado el hilo del tejido de la paz es de una importancia histórica irrebatible y quien no lo entienda así es porque sus sentimientos están fermentados por la pasión de la perversidad que lleva al aniquilamiento. 

Vale entonces repetir la reflexión de Alberto Lleras Camargo cuando reproducía este pensamiento: “Acuérdate romano que tu misión es enseñarle a este pueblo la costumbre de la paz”.

Sin embargo, paz no puede reducirse a un vocablo de vacía mención de un bien existencial. Tiene que ser un surtidor de beneficios colectivos. Además de imponer la renuncia a las armas ofensivas debe generar cambios de comportamiento en la sociedad. El acuerdo suscrito entre el Gobierno de Colombia y las Farc, así no sea perfecto, es indicativo de soluciones para consolidar la convivencia y evitar la repetición de las atrocidades cometidas por los actores en armas. Introducir equidad en la propiedad de la tierra y decencia en el ejercicio de la política, así como aplicar la democracia en el manejo del Estado y erradicar la corrupción, es parte del nuevo desarrollo de la nación. A lo cual hay que agregar otras prioridades: generación de empleo, optimación de la salud, educación con calidad y cobertura del ciento por ciento,  defensa de los recursos naturales y garantía de una justicia exenta de transacciones tramposas.

Sacar a Colombia del entramado de violencias, pobreza, restricciones, confesionalismo, exclusión, intolerancia, narcotráfico y atrasos en diferentes campos, es responsabilidad de sus dirigentes en todos los frentes de la vida nacional. A esto hay que apostarle y las elecciones del 27 de mayo deben ser un paso decisivo en el cumplimiento de esa meta.

Hay que hacer de la paz la gran causa nacional. No se trata de una apariencia. Es la realidad que entre todos se debe construir con una visión que anule el engaño y tenga dimensión que represente fortaleza sin fracturas.

Puntada

¿A qué le están apostando los dirigentes de Norte Santander con respecto al Gobierno del próximo período? Conviene saberlo, a fin de establecer si su interés es el tradicional clientelismo o tienen propuestas que puedan fortalecer el futuro de la región.

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