Han empezado a surgir candidatos de diversos sectores del país. Al parecer se evidencia una atomización de líderes con proyecciones de alianzas en el corto plazo, las cuales definirían el panorama político en los próximos meses.
Algunos desde hace tiempo empezaron con campañas sucias y bofetadas verbales para generar opinión, visibilidad y temor en los colombianos. En efecto, algunos solo hablan de “la entrega del país a las Farc”, “volver trizas el Acuerdo si llegan al poder”, “que Santos es castro-chavista”, etc. Ante ello uno se pregunta: ¿eso es serio y sustancial para la democracia?, ¿esas cadenas de mensajes en redes sociales y chats de celulares que viven creando ayudarán en algo a cambiar la realidad de nuestro país o región?
Hago un llamado desde este espacio a pacificar el verbo y a concentrarse en trabajar con las comunidades y distintas regiones del país para que se logre una plataforma de propuestas, políticas y posibles soluciones para las problemáticas que vivimos en la actualidad, en especial las que viven Cúcuta y Norte de Santander.
No es moralmente correcto seguir en esa dialéctica extrema de distorsiones de la realidad a través de desinformación y deslegitimación del sector público. Piénsese por ejemplo en la Venezuela de antes del arribo del chavismo al poder. En ese entonces se despotricaba de los partidos tradicionales y de los altos niveles de corrupción.
Al llegar Chávez a Miraflores, y después de tanto daño ocasionado al tejido social y productivo de este país después de casi 20 años, hoy la mayoría de venezolanos extraña las plataformas ideológicas de dichos partidos tradicionales. Estos si bien cometieron horrores políticos grotescos como la corrupción, al menos le daban forma democrática al ejercicio del poder.
Así las cosas, es importante que los candidatos sean personas de compromiso, de propuestas, de moralidad política y sobre todo que incluyan las buenas prácticas políticas que se vienen desarrollando a nivel internacional en otros países, en lo que se refiere a procesos de globalización.
En efecto, existen organizaciones internacionales que promueven políticas públicas para mejorar el bienestar económico y social de las personas en todo el mundo. Que proporcionan foros en los que los gobiernos pueden compartir sus experiencias y buscar soluciones a los desafíos económicos, sociales y de gobernanza a los que se enfrentan. Un ejemplo importante es la OCDE, la cual agrupa a 35 países miembros –la mayoría de los cuales son desarrollados. Colombia está en proceso de adhesión.
En un reciente informe presentado por este organismo se prevé para Colombia crecimientos del PIB del 2,2% en 2017 y del 3% en 2018. Este nuevo estudio identifica áreas prioritarias para futuras acciones, en especial, introducir reformas para reforzar la calidad de la educación, reducir la informalidad en la economía y mejorar las oportunidades laborales de las mujeres. Además, sostiene que una reducción adicional de la carga fiscal que soportan la inversión y los salarios puede hacer posible un mayor empleo formal y nuevos proyectos de infraestructuras, entre muchas otras cuestiones.
En ese entendido, el pueblo colombiano debe ser más exigente en lo que respecta a las propuestas de los distintos candidatos. Ya no existen excusas para seguir votando por cualquier “asomado” que con solo injurias y desinformaciones para generar temor, pretendan consolidarse en el mapa político electoral. Debemos reclamar y apoyar verdaderas políticas para afrontar las problemáticas de acuerdo a cada contexto, en especial las que incluyan a Cúcuta y Norte de Santander como prioritarias. Lo demás es coba.