En conversatorios, con gente joven, en su mayoría estudiantes, al analizar e indagar sobre los partidos políticos en Colombia, el concepto generalizado, es la crisis que atraviesan los mismos, y el poco entusiasmo que generan, consecuencia de lo anterior, la alta abstención en los procesos electorales. Resultado, una democracia frágil y seriamente amenazada. Se evidencia que quienes tienen fundamentos teóricos, filosóficos y programas son: el partido Liberal, el Conservador y el Comunista.
Los demás, que por cierto son bastantes, obedecen a coyunturas y adolecen de principios, filosofía y teoría que lejos de fortalecer la democracia, la debilitan. Se reconoce en los conversatorios al polo patriótico o democrático, como una alternativa distinta, en la que convergen diferentes vertientes del pensamiento político, que aferrados al sectarismo y dogmatismo, no se ponen de acuerdo en la estrategia, con posibilidades ciertas de llegar al poder.
En este contexto aparece el llamado Cambio Radical, que en criterio de los asistentes a los conversatorios, ni significa cambio ni mucho menos radical. Su eslogan corresponde a una farsa para cautivar incautos, cabalga sobre la imagen de un respetable líder del partido liberal, el expresidente Carlos Lleras Restrepo, del cual su máximo conductor el doctor German Vargas Lleras, es su nieto. El oportunismo, la politiquería campea, en este pseudo-proyecto político que sin recato ni vacilación y en el afán de poder, avala criminales y corruptos y a su vez, presumen de valores éticos y principios, sin recato y vergüenza ninguna.
El doctor Vargas Lleras utilizó la vicepresidencia y los recursos del estado, en actitud demagógica, como gran benefactor con los dineros del país pretendiendo engatusar a los electores. Desde la vicepresidencia, en actitud inconsecuente con el país torpedeó el proceso de paz, coincidiendo con la postura del mal llamado Centro Democrático cuyo máximo gamonal es el innombrable Álvaro Uribe Vélez. La filosofía que pretende imponer el doctor German Vargas Lleras es el coscorrón, coscorrones a diestra y siniestra.
Es hora que el Partido Liberal recupere la vocación del poder a sabiendas, de que hoy existe más liberalismo que partido. En estas circunstancias, un Nortesantandereano, el doctor Juan Fernando Cristo Bustos, egregio dirigente del partido liberal, se coloca en la posibilidad de regir los destinos del país, a quien entre otras cosas, se le debe reconocer su trayectoria política, como garantía en la búsqueda de una Colombia mucho más amable. El partido de las Farc, crea expectativas y sean bienvenidos en su aporte a una auténtica democracia.