En días pasados explicaba a mi hija de trece años, como en el pasado los billetes decían en su denominación uno, dos o cinco pesos oro y la razón por la cual, ya esto no era posible en razón a que las reservas de oro de nuestra banca central no correspondían al valor de los billetes circulantes. Este fenómeno no es otra cosa que la inadecuada práctica fiscal de emitir billetes sin respaldo, que hoy en día utilizan casi todos los países del mundo. Esta charla comenzó a raíz de la polémica generada en el país, por la propuesta del gobierno de eliminar los tres ceros de la moneda nacional.
Dialogando con ella, recordé la magistral cátedra de economía en el Externado del maestro Beethoven Herrera, sobre el origen del papel moneda como medio de pago y la razón del por qué éste representaba el oro que los comerciantes tenían depositado en el banco para sus tracciones comerciales, el cual había sido precedido por el trueque y la sal, como medio de pago, entre otros.
Pero hoy día el papel moneda no está soportado más que en la confianza, pues la emisión desmesurada de billetes sin respaldo tiene en la bancarrota a varios países, y en la medida que avanzamos, la cosa se pone peor con la aparición de las llamadas criptomonedas. Venezuela pretende hacerlo con el Petro, pero el gobierno norteamericano prohibió su uso en ese país.
Lo cierto es que nuestro gobierno no es inocente en este tema, pues desde hace mucho rato se encontraba orquestando esta decisión que no nos toma por sorpresa, pero que cualquier desprevenido no advierte, como sucedió cuando de un tajo nos quitaron la equivalencia en oro de la moneda. Si usted hoy toma un billete de los más recientes podrá rápidamente advertir que no tiene ceros, pues lo que hizo el gobierno fue poner el número seguido de la palabra mil y con ello al eliminar los tres ceros, los billetes serán iguales pero sin la palabra mil.
Entre las razones que aduce el gobierno para tomar esta medida, está la dada por el Fiscal General de la Nación, doctor Néstor Humberto Martínez, el cual manifestó que la medida serviría “Para que los pesos viejos pierdan poder circulatorio, o sea, dejen de ser moneda. Y si dejan de ser moneda se van a quedar encaletados (escondidos)”.
Creo que el fiscal le dió una excusa perfecta al gobierno, que no dudó un segundo en salir a retomar la idea y presentar el proyecto de ley para su trámite ante el congreso. Quién sabe si ésta vez sí pasará la iniciativa que ya en el pasado ha sido negada, dejando entrever que no es un tema nuevo, sino un plan bien orquestado.
Cuando mi hija me preguntó qué opinaba de la eliminación de los tres ceros, le dije sin temor: los tres ceros los quitaron hace rato.