Estaba sentado con mi esposa y mi hija hablando en la sala de la casa cuando leí un wasap en mi teléfono que decía “Colombia en las tres finalistas”, corrimos al televisor a ver Miss Universo, pues era posible que ganáramos la corona universal.
Cuando en la pantalla vi al presentador que hace dos años cometió el fatal error que nos dió la corona por tan solo un minuto, recordé con indignación aquel momento en el que celebramos eufóricos un triunfo que duró solo un instante. Sentí, en parte, que Colombia merecía la corona, como reivindicación a aquella canalla noche en que fuimos coronados e inmediatamente destituidos.
Al volver a ocupar el virreinato, sentí frustración y recordé los tres años de virreinato seguidos con Paola Turbay, Paola Gómez y Paula Andrea Betancurt, Creo que debemos ser el país con más virreinatos de belleza. Todos nos consolamos diciendo: ¡qué gran participación! Pero me pregunto: ¿qué pasa?, ¿por qué siempre nos falta el centavo para el peso?
Esto me hizo reflexionar sobre el particular y vino a mi memoria la final de Copa Libertadores del año 2004, cuando El Once Caldas se coronó campeón, jugando la final en Manizales contra Boca Junior. El técnico Bianchi, que venía de ganar todos los títulos no quiso pasar a recibir la medalla de segundo lugar y al ser cuestionado, dijo: “No sabia que al segundo lugar le dieran medalla”.
Cuando tienes mentalidad de campeón no estás pensado en el podio, estás pensado en la de Oro, en el primer lugar. La historia no se escribe con los segundos lugares, esas son estadísticas. Lo que creo es que Colombia avanza a pasos agigantados a su coronación mundial en múltiples áreas y empieza a escollar en todos los ámbitos. Lo que sucede es que primero era necesario romper la membrana que impedía extender las alas.
Hoy ya las hemos abierto y empezamos a cosechar triunfos en varios ámbitos, la bandera y el himno ya es conocido en varias disciplinas y pronto pasaremos de ser segundos a campeones en muchas categorías y deportes, incluido el reinado de miss universo, porque hemos nacido para ganar.
Debemos entender la fase de transición en la que nos encontramos, y muestra de ello, es la reciente participación de nuestros deportistas en los XVIII Juegos Bolivarianos donde arrasaron con preseas de oro, duplicando en número al segundo país en competición, un récord histórico que deja ver el avance de nuestro país en materia de deporte.
Vienen tiempos para Colombia donde nuestras clasificaciones serán sobradas, y seremos siempre favoritos en los torneos orbitales. No más segundos lugares o puestos de consolación; que cuando se enfrenten a Colombia digan: <ellos siempre ganan> Porque Dios nos estableció para ser poderosos en la tierra, ¡Nacimos para ganar!