Por diversas razones anualmente procuro ir a Bogotá por los días de la Feria del Libro: porque es el reencuentro con amigos de otras ciudades, en mi caso de la Región Caribe, donde viví tantos años; porque se conocen las ediciones bibliográficas de las universidades de todo el país, se asiste a conferencias, diálogos con escritores reconocidos, etc. Veamos un recorrido por la ciudad y la Feria:
Bogotá: Muchas ciudades añoran lo que eran antes de la Carta de 1991 -la que institucionalizó la democracia participativa con su elección popular de alcaldes y gobernadores-, pero en Bogotá añoran lo que eran antes del primero de enero de 2014 con alcaldes como Jaime Castro Castro, Enrique Peñalosa Londoño y Antanas Mockus, entre otros.
Sin apasionamiento político de ninguna naturaleza se puede decir que es evidente el deterioro de la ciudad: en la zona céntrica se advierte fácilmente que todos los monumentos, esculturas, bustos e inmuebles representativos se encuentran “graffitiados” con la aquiescencia de la alcaldía del señor Petro -cuyo eslogan es Bogotá Humana- lo que da un mal aspecto, así se le llame arte urbano, que debería tener su sector propio para expresarse.
Esto de la Bogotá Humana invade fastidiosamente toda la ciudad. El martes 28, en plena plazoleta frente a la Universidad de El Rosario, cuando los estudiantes estaban en clase, la Bogotá Humana tenía un espectáculo con música estridente, dando la sensación que los directivos de la Universidad, como en otros sectores de la ciudad, son impotentes ante la arremetida de la “Bogotá Cubana”, como la denominó un indispuesto estudiante rosarista.
Es bien sabido que a la izquierda no le sirve continuar o realizar las obras programadas por gobernantes de derecha ni mejorar las ya existentes, así estén presupuestadas. Víctima de esta apreciación es el Transmilenio y la Avenida Longitudinal de Occidente –ALO-, porque los tres gobiernos de izquierda –“Lucho” Garzón, Samuel Moreno Rojas y Gustavo Petro- no quisieron mejorar el primero ni realizar el segundo, obras tan necesarias para la ciudad.
Feria del Libro: aparte de esperar con alegría el Día de Norte de Santander, que este año estuvo bien concurrido y organizado, procuro visitar stands de las universidades, donde se consiguen libros de diferentes áreas, interesantes y no comerciales.