He tratado de hacerles seguimiento a los hechos políticos de la semana, especialmente lo relacionado con el asunto del plebiscito y las conversaciones del Gobierno con los diferentes sectores que apoyaron el No.

Inquieta, por tanto, ver algunas actuaciones contradictorias del presidente Juan Manuel Santos quien, desde la noche del domingo 02 de octubre -día del plebiscito- pronunció unas palabras serenas para buscar el diálogo, el entendimiento y la razón con los sectores de oposición.

No están muy claras las cosas, porque desde el viernes 07 de octubre, día en que el Comité Noruego le informó al presidente Santos que había sido galardonado con el premio Nobel de la paz –que no fue “una bofetada” a Uribe, como dijo un columnista “pacifista” de este periódico-, el Presidente, en su discurso donde notificó oficialmente a sus connacionales su alegría por este galardón, se le deslizó una frase que la llamada Gran Prensa ha callado: que son ignorantes los que votaron por el ‘No’.

Es decir, un demócrata que niega el derecho a disentir. En otra intervención pública dijo que son “falsedades” las reclamaciones de los líderes del No.

Entonces, ¿se puede creer en la famosa voluntad del Gobierno para atender a los líderes del ‘No’ y su respetuosa petición de hacerle ajustes al documento de La Habana?

La conducta presidencial es desesperanzadora y la designación del senador Armando Benedetti poco le aporta a la negociación, porque se conoce con antelación su radical postura oficialista.   

En el punto 6.6 del llamado Acuerdo de paz dice que el Gobierno de Colombia y las Farc-Ep aceptan el mecanismo de participación popular escogido, y ahora que se realizó y hubo un resultado adverso para las partes firmantes, pues la cordura y la prudencia indican que hay que aceptar el veredicto popular y proceder como lo anunció el presidente Santos la noche del domingo 02 de octubre: convocar y dialogar con todas las fuerza políticas –oficialistas y opositoras- para llegar a un Pacto nacional que destrabe y agilice el proceso con Farc-Ep, pero no para surtir un simple trámite.

Lo que procede aquí es la unión de todas las fuerzas políticas –oficialistas y opositoras- y Santos lo tiene claro, porque de esa manera se blinda él y el Acuerdo.

Es cierto que el presidente Santos tiene herramientas jurídicas para impulsar el Acuerdo, pero él sabe que ahora también necesita un enorme respaldo político. Es precisamente lo que proclamaba el presidente John F. Kennedy en el sentido que “se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la mitad en contra”. Ahí está el ejemplo del presidente Barack Obama, tiene 8 años de estar gobernando mediante “directivas”, sencillamente porque tiene “la mitad en contra”.