En preparación de la aprobación del TLC con EEUU, un estudio de DNP de 2013 mostraba los productos con mayor potencial que tenían retos fitosanitarios. Según este estudio los arándanos, el acai, el pimentón y el aguacate podrían representar centenares de millones de dólares en exportaciones, pero solamente la carne podría sobrepasar los mil millones de dólares.
Lo único que se necesitaba era la aprobación del Departamento de Agricultura de EEUU para habilitar la exportación de carne colombiana. Para esto se requería implementar el Decreto 1500 del 2007 que obligaba a tener estándares de higiene, frío y trazabilidad. Desafortunadamente, el masivo potencial de exportación de carne quedó en el papel.
Diez años después, no solo no se avanzó y no se exporta carne a EEUU, sino que ahora se quieren abrir mataderos municipales, lo cual puede ser un retroceso. La chef Leonor Espinosa criticó esta decisión al destacar que ningún matadero de zona rural cuenta con medidas fitosanitarias para garantizar la salubridad.
Al habilitar estos mataderos buscando bajar un poco el precio de la carne se pone en riesgo la calidad del producto. Sin protección de salubridad se evapora la posibilidad de exportar carne y las potencialidades del hato ganadero. Si la carne no cumple con los estándares de Colombia, mucho menos va a cumplir los de EEUU.
El primer logro nacional fue la declaratoria de libertad de aftosa en 2009. Aunque hubo un riesgo de perder la clasificación en 2017, esta fue ratificada en 2020, lo cual abrió las posibilidades de exportar la carne colombiana. En 2022 el país recibió US$523,6 millones por la venta de carne al exterior, vendiéndole a Rusia, Chile, Egipto y Líbano que son países con menores exigencias fitosanitarias. Aún a estos destinos, limitaciones de sanidad derivadas de no poder garantizar la cadena de frío, hacen que la solución sea exportar ganado en pie, lo cual es mucho menos rentable. Mercados más grandes y que generan mayores utilidades, como la Unión Europea, EEUU y Japón están mucho más alejados de nuestras exportaciones.
Si Colombia se especializara en los mercados de carne natural u orgánica, fácilmente podría multiplicar sus exportaciones. Para lograr esto, la carne tiene que estar refrigerada y debe tener trazabilidad, algo que ha sido imposible de lograr en el país. La prevalencia del consumo de carne caliente hace que la mayoría de frigoríficas no inviertan en cadena de frío y se ubique al producto en centro de consumo en vez de en zonas de exportación. El no prohibir el transporte de carne caliente limita el uso de frigoríficas, aumenta la clandestinidad, y los costos de transporte.
Los colombianos guardamos identidad cultural cafetera, aunque la frontera del café no abarca el país entero; es el ganado que es una constante en el desarrollo nacional. Si la apertura de los mataderos municipales es indiscriminada y no viene acompañada de un plan de inversiones para modernizar la salubridad de las plantas de sacrificio, no solo se corre el riesgo de no exportar, sino que pueden aumentar las infecciones de E coli y salmonela entre otras. Muchos de los mataderos ni si quiera cumplen con las normas nacionales. Esta decisión hay que verla con cuidado, hacerlo sin pensar en la salud también tiene un efecto económico.