Por el centro histórico de Bucaramanga, lugar que siempre me gusta recorrer, por el Parque Santander, sus alrededores y con medidas de bioseguridad. Mientras espero el lustre del calzado observo fijamente la estatua del general rosariense Francisco de Paula Santander, justo en frente del otrora célebre y exclusivísimo Club del Comercio.
En 1940, cuando se conmemoró el centenario de la muerte del general Santander, el gobierno nacional, presidido por Eduardo Santos Montejo, ordenó que las plazas o parques principales de los municipios de Colombia se llamarían “Santander”. Muchas entidades territoriales atendieron el llamado presidencial, otras no. Entre estas últimas está la capital de la República, cuya plaza principal se denomina Bolívar, y Santander, la aledaña a la Avenida Jiménez, de menor entidad. Otras hicieron el cambio, pero no prosperó, como Ocaña, donde se le llamó Santander, pero la sabiduría popular continuó con el nombre tradicional “29 de mayo”, fecha en que se expidió la Ley 64 de 1849, que creó la provincia de Ocaña. En 1929, durante la celebración del centenario de la fundación de Convención, se ubicó el busto de Bolívar en el parque principal, y se le llamó Parque El Libertador, y en 1940, en el centenario de la muerte de Santander, se agregó su busto, entonces el parque cambió el nombre por Los Libertadores, hasta la fecha.
Luego del lustrado atravieso en diagonal el Parque Santander, hasta el Pasaje de la calle 35, donde en una caseta cuelgan y facilitan la lectura de los periódicos santandereanos del día. En el más importante de ellos, en la sección S0CIALES, se da cuenta que la llamada “Coalición de la esperanza” visita Vanguardia, como se denomina el periódico ahora. La nota se ilustra con la fotografía de Juan Manuel Galán, Sergio Fajardo, J. F. Cristo, Jorge Robledo y Diana S. Giraldo, directora de Vanguardia. A mi lado está un señor muy emperifollado que dice ser docente universitario, y al leer la misma información me dice que es politólogo y agrega que detrás de esa coalición, entre bambalinas, está el expresidente Juan Manuel Santos. Me sorprendió el aserto, sencillamente porque no lo había pensado ni tengo información o razones para confirmarlo.
Sigo revisando este rotativo icónico de los santandereanos y leo en la sección INTERNACIONAL: “Organización Trump, blanco de la justicia”. Viene a mi mente que después de vivir como multimillonario tranquilo, haciendo lo que le daba la gana, incursionó en política, y de qué manera, para que hoy, retirado del poder, sus opositores, generalmente demócratas de izquierda radical, escruten su vida pública y privada, y sus declaraciones de renta, que es donde duele. Ahora el extodopoderoso presidente Donald Trump está acusado de hurto mayor, fraude, conspiración y falsificación de documentos durante 15 años para evadir impuestos. Me atrevo a asegurar que Trump regresará a la arena política porque sabe que dentro de su partido republicano tiene sus huestes fieles que lo reclaman, y eso es lo que asusta a los demócratas y quieren inhabilitarlo. Para su pueblo y la comunidad internacional no sé si será bueno que lo haga, con mayor razón luego de conocer las revelaciones de John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, en su libro La habitación donde ocurrió.