Un nuevo capítulo en la historia de Colombia comienza a partir del día de hoy con el primer gobierno de izquierda en el país. Soy de los que creo que todos debemos en lo posible hacer el esfuerzo para que a Petro le vaya bien, algo así como aquella famosa frase de John F. Kennedy “ No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”.
No será nada fácil para el nuevo presidente implementar todas las reformas que pretende, entre otras razones porque todo apunta a que la “luna de miel” entre el mandatario y el congreso no durará mucho tiempo. Analistas de mucha credibilidad coinciden en que será un acuerdo que no va más allá de seis meses, momento en que la multiplicidad de exigencias en nombramientos, burocracia y contratos será de tal magnitud que no podrá satisfacer el nuevo presidente, y ahí surgirá la primera crisis institucional.
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Irónicamente Petro puede quedar atrapado por esa vieja clase política acostumbrada a la contratación, muchos de ellos a la corrupción, y por ahí hacia febrero del cuando el presidente no pueda satisfacer esa gran cantidad de exigencias, como siempre sucede, los más desfavorecidos, esa media Colombia desempleada, informal, sin futuro, sin pensión, muchos de los que no alcanzan a consumir las tres comidas diarias, empezarán a salir a las calles a protestar. Lo más importante para Colombia en este nuevo y difícil proceso histórico que empezamos a vivir el día de hoy es que el país no termine en un profundo e interminable desgaste institucional de cuatro años, algo parecido a lo que sucede hoy en Perú – hoy no estará en la posesión el presidente Castillo porque el congreso no le autorizó la salida del país -, y Colombia en vez de avanzar, retroceda. Esa es la gran encrucijada que empezamos hoy.
Sin duda que es imposible que Petro cumpla con todas las innumerables propuestas que planteó en su campaña. Fiscalmente es imposible. Las fricciones que ya existen en su propio partido son manifiestas. Gustavo Bolívar políticamente quedó herido, quería ser presidente del congreso y con lo ya acordado en estos cuatro años no logrará su propósito y por ello aún antes de posesionarse el presidente, Bolívar es quien ha expresado mayor desacuerdo en algunos nombramientos y posturas del nuevo presidente. No hay peores enemigos que los que vienen del propio partido, los que estuvieron haciendo campaña y ahora se sienten traicionados. Es decir, es posible que en poco tiempo Petro tenga de enemigos no solo a muchos de los liberales, conservadores, los de la U que fueron petristas vergonzantes “por apenas veinte días”, sino que ahí se suman los de su propio partido.
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Si el presidente Petro logra avanzar en algunas de sus propuestas fundamentales como la agraria, educación, reforma tributaria y rescatar en algo esa media Colombia pobre y olvidada, alcanzaría un gran logro, pasaría a la historia; el mejor ejemplo de lo que podría hacer Petro es implementar algo así como lo que hizo Alfonso López Pumarejo con la llamada “Revolución en Marcha”, gobierno que dejó huella en el país y en la historia de Colombia. Esa es una excelente referencia de lo que podría hacer este gobierno que comienza hoy. El país necesita una mejor y más equitativa distribución de tierras, avanzar en temas de educación en donde más colombianos tengan mayor acceso a la educación y dejar atrás esos porcentajes de hoy, en donde de 10 bachilleres, apenas 4 logran terminar y graduarse en una universidad; si el presidente logra una verdadera reforma tributaria estructural en la que se eliminen muchas exenciones y privilegios que hoy alcanzan a 80 billones de pesos y aquí en la frontera, una apertura gradual y razonable, sería un buen gobierno. Apostémosle a ese propósito, a esa Colombia para que avance en vez de retroceder.
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