La Policía Nacional, con el acompañamiento de la Alcaldía de San José de Cúcuta, ha puesto en marcha la estrategia denominada “Plan Regreso a Clase” el cual, busca capacitar a cerca de 50.000 estudiantes de más de 47 instituciones educativas públicas de Cúcuta, a través de brigadas pedagógicas en temas relacionados con el consumo y comercio de estupefacientes, abuso sexual, hurto, entre otros delitos.
La estrategia pretende evitar que los estudiantes sean instrumentalizados por la delincuencia, dada su vulnerabilidad por falta de madurez o estado de necesidad. La delincuencia ve en lo jóvenes una presa fácil para cometer sus fechorías. Es por eso que debemos entre todos proteger a nuestros niños, niñas y adolescentes, para que no caigan en la trampa que estos inescrupulosos tienden a diario en los alrededores de las sedes educativas.
Pese a todos los esfuerzos institucionales, muchos jóvenes sucumben a estas prácticas criminales y luego deben lamentar las funestas consecuencias. Lo lamentable es que cada vez que un joven es atrapado por estas redes de maldad, la sociedad pierde un buen padre de familia, un buen profesional, un buen ciudadano.
Nuestra sociedad se ha acostumbrado a efectuar juicios de reproche al Estado, especialmente a la Policía Nacional por la falta de control en estas actividades ilícitas, exonerando impunemente a los padres de familia que son quienes deben responder, por lo menos moral y socialmente, por los actos de sus hijos. La institucionalidad del Estado coadyuva en la educación de los hijos, pero no los cría.
Debemos unir esfuerzos entre padres de familia, instituciones públicas y privadas, y los jóvenes para cerrar filas en contra de las prácticas delictivas que pretenden desviarlos del propósito. No podemos bajar la guardia, necesitamos construir el entorno saludable que los chicos requieren.
Nuestra sociedad reclama a gritos levantar el estandarte de los valores, pues desafortunadamente el resquebrajamiento moral ha conducido a los lamentables escenarios por los que atravesamos. El respeto a las instituciones, a los mayores, a los demás, se ha perdido. Hoy los jóvenes sin aspaviento agreden a todo aquel que se atraviese en su camino, por sentir que tienen derecho a ser o hacer lo que quieran.
Si bien es cierto debemos proyectar nuestros hijos a ir en ascenso, ello no significa que lo puedan hacer a toda costa. No podemos como padres de familia hacernos los de la vista gorda con las malas acciones de nuestros hijos. Las Sagradas Escrituras nos enseñan en el libro de Proverbios la necesidad de instruir al niño en su camino y aun que fuere viejo no se apartará de él, por eso estoy convencido de la importancia de esta estrategia Plan Regreso a Clase.